“Carne sólo cuando se muerde uno la lengua, ahora sólo hay para frijoles y arroz”, comentó un litigante, quien al igual que varios abogados que normalmente acudían a los juzgados penales, civiles, familiares y mercantiles, está resintiendo la prolongada inactividad en el Poder Judicial, con motivo de la contingencia sanitaria por el Covid-19.
Estamos sobreviviendo, pero ya hay desesperación en el gremio, muchas personas no tomaron en serio las medidas impuestas por las autoridades de Salud y las cosas se han prolongado y se van a prolongar por quien sabe cuánto tiempo más.
La inactividad en los procesos legales les está cobrando factura, ya que muchos de ellos dependen del litigio y los juzgados están cerrados, no obstante que los términos no corren, pero ellos tampoco cobran por sus servicios, ya que no les dan respuesta a los clientes sobre los avances en sus casos.
Muchos de ellos no estaban preparados para una prolongada cuarentena, los ahorros se van agotando y no hay movimiento en los tribunales, sólo se están atendiendo casos de urgencia y con detenidos en el área penal, donde la mayoría de los casos son atendidos por la defensa pública.
Cabe señalar que con la que entrada del nuevo sistema de justicia penal, acusatorio y oral, muchos litigantes optaron por cambiar de giro hacia los juzgados familiares, ya que en el penal, el propio sistema es benéfico para el imputado, hay muchas facilidades para la persona que es sujeta a un proceso.
Luego entonces, al cerrarse los juzgados familiares, civiles y mercantiles con motivo de la contingencia sanitaria, prácticamente se quedaron sin chamba.
No obstante que se estima que en breve se comience en forma paulatina a la recepción de documentos en la Oficialía de Partes de la 35, mientras tanto, se ha estado atendiendo a los litigantes en los juzgados familiares y mixtos en los municipios por casos urgentes.
(Armando Gamboa Romero)