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Meliponicultura, a punto de desaparecer

CAMPECHE, Cam., 7 de octubre.- La producción de la miel de abeja melipona (melipona beecheii o ko´ olel kaab) tiende a desaparecer por la falta de apoyo de las instituciones gubernamentales para su fomento y desarrollo, aunado a que los jóvenes ya no aprendan el cultivo de esta especie de abeja autóctona que forma parte de un grupo de 19 reportadas en la Península de Yucatán y de las 46 registradas en el país, planteó el investigador del Colegio de la Frontera Sur, Pablo Hernández Bahena.

Integrante del grupo académico “Estudios Socio Ambientales y Gestión Territorial” del Departamento de Agricultura, Sociedad y Ambiente de Ecosur, reveló que “vamos para cuatro años trabajando en la parte norte del Estado y la idea es abarcar todo lo que es el Estado, hacer un censo, que nos permita conocer la situación actual y las perspectivas que se tienen de la meliponicultura”.

El estudio se centra en la Reserva de la Biósfera de los Petenes, que abarca los municipios de Campeche, Hecelchakán y Tenabo, cuyo censo elaborado por los investigadores registró que “aproximadamente 34 meliponicultores se dedican a la actividad de la apicultura tradicional que es la meliponicultura”.

“Además juega un papel importante para el sustento de la familia como una actividad más”, significó.

Especificó que el estudio se sustenta “básicamente en las comunidades aledañas a la Reserva de la Biósfera de Los Petenes” y tiene que ver con las 17 comunidades que colindan con el Área Natural Protegida.

Agregó que ya se identificó a ocho comunidades en donde se practica la meliponicultura como en Chunkanán del municipio de Hecelchakán, y el mismo Hecelchakán. En el municipio de Calkiní se encuentra Pucnachén, Chunhuás, Santa María, Santa Cruz Ex Hacienda, San Nicolás, Tankuché, población en donde se encontraron más meliponicultores.

Explicó que en el caso de la meliponicultura la producción es muy baja, se tienen dos cosechas al año, cosa que no pasa con la apicultura convencional, la producción anda alrededor de entre 2.5 a tres kilogramos al año.

“Contando con las dos cosechas, pero la cosecha más fuerte se da entre marzo y mayo. Y la otra cosecha se da entre la última semana de octubre y la primera de noviembre, esa es un poco menor por las condiciones climáticas. Hay un poco más de fresco, las meliponas o las abejas generalmente cuando pasa esto trabajan menos”.

De las especies de abeja precisó que existen más de 2,000 en el mundo, mientras que están reportadas a nivel nacional 46 y en la Península de Yucatán se cuenta con 19 especies.

En Campeche “ya hemos identificado nueve de las 19 especies que están documentadas para la Península de Yucatán”, acotó.

Dio a conocer que en el Colegio de la Frontera Sur se logró contar con las nueve especies, sin embargo, “dadas las características de la especie, algunas no pudieron adaptarse, pero actualmente en el meliponario de Ecosur contamos con tres especies que están adaptadas, incluyendo la melipona Beechii”.

De los jobones a cajas para las colmenas

Los jobones son los árboles ahuecados en donde los meliponicultores cultivan esta especie de abeja que los mayas reportan desde tiempos prehispánicos, según se refiere en el Códice Madrid.

Aunque ahora los investigadores proponen que el cultivo se realice en las cajas que se utilizan para la Apis mellifera.

De acuerdo a Hernández Bahena, “estamos conociendo, por un lado, que las experiencias de los meliponicultores son muy importantes, porque son los que tienen el conocimiento” y da a conocer que “elaboramos un documento que tiene que ver con la cría de la melipona beechii y estamos pasando de tener jobones para esto a contar con las cajas.

Explicó que esto se realiza “con el objetivo de facilitar el manejo de la meliponicultura además de crecer en el número de colmenas, porque hemos encontrado que por las divisiones que realizan grupos de productores ya bien experimentados no a todos les pega”.

Aseguró que “con la utilización de las caja, facilitamos que el producto se pueda ver, cómo se desarrolla la colmena al momento de hacer la división”. Además me atrevo a asegurar que en un 100 por ciento por la experiencia que he tenido al hacer divisiones, que es mejor para la supervisión de la misma.

Reconoció que “es muy difícil pasar de una cultura, practicada durante años, a algo innovador para el productor y que cuesta mucho trabajo”.

“Estamos empezando a hacer esa conciencia de que si queremos rescatar, necesitamos hacer un buen manejo de la meliponicultura y esto lo vamos a lograr cuando los productores todos estén convencidos de que sus abejas o sus colmenas se están reduciendo”, apuntó.

Dio a conocer que se publicó un documento con el apoyo de la Secretaría de Desarrollo Rural del Gobierno del Estado, el Colegio de la Frontera Sur y la Reserva de la Biósfera de Los Petenes que habla precisamente sobre este manejo.

Descartó que exista alguna diferencia, “hasta ahorita no hemos encontrado ninguna diferencia, lo que pasa es que en la caja se tienen las mismas condiciones que la abeja tiene en un jobón”.

Aseguró que en la caja, “puedes ver por qué tiene un problema, una plaga, que le llama, es una mosquita parásita, que al momento de hacer la división, si no te das cuenta y entra, acaba con la colmena”.

Indicó que esta mosquita “se reproduce tan rápido que en unos dos días, ya no hay cámara de crías, entonces si esto lo haces en jobón, pues no puedes ver ni observar lo que está pasando dentro”.

Para el caso de las cajas sí, porque puedes verlo, puedes destaparlo y puedes ver si hay o no hay esta mosquita, “es el único problema al que nos hemos enfrentado, con respecto a las divisiones y al momento de hacer estas para incrementar el número de colmenas”, apuntó.

Las mujeres participan

De las mujeres significó “que juegan un papel importante, porque si bien es cierto que es una actividad familiar, ancestral más bien, que se ha venido heredando de generación en generación, las mujeres juegan un papel importante en la cría y el manejo de la meliponicultura”.

“Las mujeres participan al momento de la cosecha porque ayudan a sus esposos a destapar el jobón, a poner la miel en otro recipiente, colar la miel, ubicar la cera donde va, sellar el jobón cuando ya hayan cosechado o cuando van a hacer divisiones”, añadió.

Reveló que en los estudios realizados es que existe “la tendencia a desaparecer, porque ha estado existiendo un abandono a la actividad, esto también tiene que ver con las políticas públicas desde la introducción de la apicultura convencional, donde se le vende al productor que ahora van a producir más miel”.

Sin recursos para ampliar el estudio

Externó que aplican el estudio sobre la diversidad de abejas en la parte norte de la entidad, aunque la idea es cubrir la parte de Calakmul, sin embargo, aclaró que la investigación se realizaría, “siempre y cuando logremos bajar proyectos que nos den la oportunidad de poder realizar estos estudios”.

Aunque lamentó “que desde dos años para acá no ha habido convocatorias que se interesen por el rescate y conservación de una especie tan importante a nivel mundial, que tiene que ver con las abejas en específico”.

Advirtió que la conservación del entorno de las abejas es algo importante, “si bien es cierto la melipona beechii o Ko´ Olel Caab, se ubica en las orillas de los solares, dentro de la misma zona urbana de lo que es la comunidad”.

Afirmó que no las pueden poner en un apiario en el monte, porque se las roban, no es muy factible, ya que generalmente los apiarios se tienen en los solares de los meliponicultores.

(Redacción POR ESTO!)

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