La Orquesta Campeche amenizó la noche con melodías que recordaron a los campechanos su raíz afro con los ritmos de salsa, chachachá, danzón y un poco de cumbia, que se coló por sus oídos y a algunos los hizo ocupar la que fue una pista de baile.
Durante una hora, en el parque principal se reunieron decenas de ciudadanos locales, nacionales y algunos extranjeros que por instantes pasaban por el quiosco de la capital y se detenían a grabar o fotografiar a los músicos que animadamente envolvían a los espectadores con sus ritmos.
Cerca de 10 participantes, desde sus lugares en el parque se movieron con la efervescencia del azote, el rasgueo, el soplido y el tecleo de los instrumentos, que invitaban a perder los estribos, Los aplausos y los gritos alegraron a los músicos y cantantes,aunque fuera por los minutos que duraran las canciones.
“Danzón Champotón”, “Los luchadores”, “Vive la vida”, “El ladrón, entre otras melodías acompañaron parte de la tarde noche de quienes decidieron arremolinarse en el espacio recreativo y mover un poco los pies o el cuerpo, entre el zigzagueo de los acordes.
Los vocalistas de esta agrupación incitaron constantemente a los viajeros y locales que se desenvolvieran en la pista para concluir bien la noche, tal vez no bailaron, pero sacudieron los pies, las rodillas y demostraron que algo de esa mezcla afromestiza perdura en su sangre.
“Oye” fue la canción que cerró el evento, donde los saxofonistas, trompetistas, baterista, pianista, bajista y cantantes entregaron todas sus energías para incentivar a todos los campechanos de desocupar sus asientos y pararse a bailar. No lograron que todos lo hicieran, pero unos cuantos sí siguieron el ritmo con sus cuerpos.
Los aplausos y los gritos alegraron a los músicos y cantantes, porque no hay mejor regalo para el artista, que el aprecio de los espectadores, quienes se detienen a ennoblecer la labor musical.
(POR?ESTO! Campeche!)