Eudaldo Chávez Molina
¡Crónicas del T’nab!
El 21 de diciembre de este año, se cumplieron 14 años de la muerte de un distinguido campechano acontecida en el 2005, cuando la luz de este virtuoso estadista enriqueció los matices de un nuevo amanecer.
Un haz del último fulgor de la mañana lanzó sus últimos destellos, don Carlos Sansores Pérez partió hacia la eternidad y nos dejó un gran legado: el crisol de sus apreciados tesoros, sus consejos, sus valores, su entrega a las causas populares, su eterna lucha por cambiar el destino de los pueblos rurales a quienes les entregó una apasionada vida por servirlos.
De trayectoria intachable, ejemplo de vocación que sirven de inspiración para las nuevas generaciones de políticos. Un político digno, polémico, amado y odiado como han sido los líderes sociales del mundo, vilipendiado también por sus detractores y adversarios políticos y envidiado a la vez por los mediocres.
Pero siempre querido por el Pueblo campechano, a quien atendió y recibió en su casa, aún cuando ya no estaba ejerciendo un cargo en la administración pública. Campechano con talento y visión imperecedera, de gran sensibilidad humana cuya luz trasciende en cada puesta de sol de su mar querido, donde sembró su cruz sobre la arena. Allí en el mar donde nació y palpita la vida al ritmo incesante de las olas. Desde entonces en cada atardecer sobre la brisa marina se esparce su perfume y cada amanecer todo tiene el aroma de Sansores.
Es padre de la actual alcaldesa de la demarcación Alvaro Obregón en la Ciudad de México: Layda Elena Sansores San Román, la mujer que logró lo que ningún político ha logrado: sacudir los cimientos del viejo sistema y romper la hegemonía priista del viejo régimen.
El 25 de septiembre del 2018, conmemoramos el primer centenario del natalicio de don Carlos Sansores Pérez, el estadista que sentó las bases de la transformación democrática, cultural y política del Estado de Campeche. Controvertido, empático con su Pueblo, polémico, amado y calumniado por sus adversarios y detractores políticos por su apasionada entrega a las causas populares.
Del “Negro” Sansores, como se le conocía con cariño en el grueso popular, se puede decir todo, por ser un personaje público, político de talla extraordinaria, hombre sensible y sencillo, humanista y férreo defensor de los ideales campesinos, a quienes apoyó en todo momento, inclusive después de haber concluido su encomienda en los cargos públicos.
Tuve el privilegio de conocer al ex gobernador de Campeche cuando me recibió en la residencia de la Casa Blanca en el 97. Era el amanecer de un despertar de aquella primavera que hoy florece. Optimista y lúcido me recibió en su oficina ataviado con su pulcra vestimenta. No era poca cosa estar en frente de un personaje, de un político de la talla de este ejemplar campechano, inspirador de movimientos sociales, que desde entonces visionaba un cambio radical en el sistema político mexicano.
Pese a la afectación de su salud, dentro de sus limitaciones, me habló de la política, de Campeche y de Tenabo, mi Pueblo del cual tenía gratos recuerdos y palabras de agradecimiento, porque fue centro de su peregrinar y sede del éxodo, de una caminata legendaria de sus simpatizantes en busca de la libertad democrática. Durante su mandato, Tenabo vivió la mejor época para su avance agrícola y urbano. Y el Pueblo le rindió homenaje por medio de la entrega de la presea “Santiago Pacheco Cruz”, en compañía de su esposa Elsa San Román y de su hija Layda Elena Sansores.
De espíritu rebelde, como buen político revolucionario, con un bagaje de experiencia a cuestas, me advirtió de las ingratitudes de la política, de sus peligros y riesgos, pero también de las satisfacciones que deja cuando se ejerce con sentido social y el poder se convierte en virtud cuando se pone al servicio del Pueblo.
Carismático, interesante y agradable en su charla, don Carlos Sansores Pérez supo congraciarse con la clase popular, en el Pueblo encontró a su mejor aliado. Desde entonces no ha nacido en Campeche otro político de su talante y carácter. Sensible y humano ante el dolor y el sufrimiento de su Pueblo. No es común que un político pueda reunir esas virtudes y él las tenía a flor de piel. Siempre fue un político que supo escuchar el palpitar del corazón de su Pueblo, el campechano que supo llevar con dignidad y decoro los altos valores de nuestra campechanía ancestral.
“El Negro” Sansores, como fue conocido popularmente en el medio político, fue gobernador del Estado de Campeche en el periodo del 16 de septiembre de 1967 y el 2 de marzo de 1973, cuando dio gran impulso a la educación, con la creación de seis escuelas secundarias, cinco escuelas tecnológicas agropecuarias y dos escuelas tecnológicas pesqueras, como da cuenta el libro Gobernadores del Estado de Campeche, de Gerardo Pasos Palma.
Además, el mismo volumen editado en el 2014 por el gobierno del Estado de Campeche señala que durante su gobierno llevó a cabo un arduo trabajo de construcción de infraestructura educativa, productiva, de salud, social, carretera, viviendística, de electrificación y telefonía, hasta que el 3 de marzo de 1973 pidió licencia para ocupar una diputación en el Congreso de la Unión, como representante del Distrito Federal.
El ex mandatario campechano nació en la villa de Champotón el 25 de septiembre de 1918, hijo de la familia formada por el también político del Partido Socialista del Sureste, Ulises Sansores, y María del Carmen Pérez.
Fue alumno del Benemérito Instituto Campechano, donde fue presidente de la Sociedad de Alumnos y se graduó de abogado el 16 de febrero de 1946. Ese mismo año fue nombrado secretario de Acción Burocrática de la Federación Estatal de Organizaciones Populares de Campeche y secretario general del Frente Popular Electoral Pro-Miguel Alemán.
En sus inicios, fue tres veces diputado federal, en los periodos de 1946 a 1949, de 1955 a 1958 y de 1961 a 1964. Ocupó la Secretaría General de Gobierno del Estado de Campeche, de 1949 a 1955, y fue senador, de 1964 a 1967.
Carlos Sansores fue escalando posiciones hasta llegar a figurar en el ámbito político nacional, debido a su cercanía con el presidente Luis Echeverría Alvarez, quien posteriormente por sus méritos fue presidente nacional del partido tricolor, entre el primero de diciembre de 1976 y el 26 de febrero de 1979, ya bajo la administración de José López Portillo.
Por su filiación echeverrista, fue combatido por el entonces secretario de Gobernación, Jesús Reyes Heroles, y pasó de ser senador de la República, por segunda vez, a la Dirección General del ISSSTE, donde en 1982, prácticamente acabó su trayectoria política nacional.
El “hombre de partido”, como él mismo se llamaba -según narra Carlos J. Sierra en su libro “El Señor Gobernador”, publicado por Editorial Aldus-, fue señalado como el padrino de un grupo político en la Península de Yucatán, en el que destacaría después el Gobernador del Estado de Yucatán, Víctor Manuel Cervera Pacheco.
Sierra lo identifica también como uno de los precursores de los derechos políticos de la mujer en México, al citar un discurso del 23 de noviembre de 1946 en la Cámara de Diputados federal, en el que Sansores Pérez manifestó que “conceder derechos a la mujer es un acto de justicia que trata de borrar las grandes injurias que el hombre le ha hecho a través de todos los tiempos. Conceder pues el voto a la mujer es el acto más sensato que el hombre ha hecho”. De ese talante es don Carlos Sansores Pérez, cuya luz resplandece en cada puesta de sol y se recrea en cada amanecer con la luz esplendorosa de un nuevo día. A los hombres de esta estirpe, no se les sepulta, se les siembra. ¡Florecerá!