Se fueron de vacaciones y no dieron solución a cuestionamiento sobre imposición y simulación de dirigente local
El Partido Revolucionario Institucional (PRI), luego de sus cursos de autoayuda y autoconfianza que implementó su cuestionado líder nacional, dio vacaciones a toda la estructura partidista supuestamente para que cuando regresen en el 2020 estén renovados y con la aspiración de cambiar lo que no han logrado en 80 años.
La militancia priista se encuentra en el olvido, ya que los jerarcas del partido decidieron tomar sus días de asueto por las fiestas decembrinas, pese a las voces internas que siguen cuestionando la imposición, simulación y el famoso “dedazo” en la forma en que designan a sus dirigentes nacionales o estatales.
Tal es el caso del recién presidente electo del Comité Directivo Estatal (CDE), Ricardo Medina Farfán, quien al ser único aspirante que se registró para el cargo fue considerado un candidato de unidad, debido a que sus “contrincantes”, quienes aspiraban a la dirigencia del tricolor en el Estado, declinaron a su favor, como Sonia Cuevas, José Luis Arjona e incluso Oznerol Pacheco Castro.
Oficinas vacías
Las oficinas de la avenida 16 de Septiembre lucen vacías. Sólo el vigilante de seguridad privada contratado se observa transitar por el interior del edificio, mientras las puertas están cerradas para los militantes.
Las expresiones de inconformidad, como lo han expuesto Gonzalo Pacheco Puga, Francisco Talango Pérez y Sergio Omar Magaña, sólo son la punta de “iceberg” de las inconformidades, que a pesar de que no se expresan públicamente es una realidad de que existen.
Y mientras las demandas y voces en el interior del partido sobre apertura y democracia para recuperar la confianza de los militantes, así como la incorporación de nuevos simpatizantes, éstas parecen caer en saco roto. La cúpula partidista, cansada del año extenuante de acciones de proselitismo y convencimiento, tomó la decisión de irse de vacaciones.
El actual presidente del CDE, profesor Jorge Manuel Lazo Pech, a la vieja usanza, tomó la determinación de que merece estos días de asueto, ya que “cumplió” la encomienda en estos meses al frente del partido, para entregarle la estafeta en enero al nuevo dirigente, quien deberá hacer la labor partidista que no llevó a cabo el “profe”, cuando asuma como el líder formal del priismo campechano.
No importa que estos días se cierren las oficinas del PRI, total la posición política en que se encuentra tendrá recuperación con sus nuevos mecanismos de capacitación, confiados en que volverán a obtener el triunfo en las cinco alcaldías en las que perdieron: Hecelchakán, Tenabo, Campeche, Candelaria, Carmen y Escárcega.
También confían en que recuperarán los distritos donde arrasó MORENA, que llegó a ser la segunda fuerza política en la entidad, y en tercer puesto el PAN, y mantener la mayoría en el Congreso del Estado, aunque para el 2021 no contarán con su aliado de Nueva Alianza o el Verde Ecologista de México; el primero perdió el registro y el segundo, por conveniencia política, quizás se alíe con MORENA.
La visión priista sigue siendo la misma: los militantes pueden esperar; si durante más de siete décadas en el país han gobernado a su antojo sin rendir cuentas de los excesos y la corrupción; creen que sus simpatizantes seguirán respaldándolos, mientras están de vacaciones y los campechanos padecen los problemas que les impacta en su aspecto social, pero sobre todo económico, y se hace cada vez más difícil contribuir al sostenimiento familiar.
El edificio del PRI permanece vacío. Así quizás se vea en el 2021.
(Wilbert Casanova Villamonte)