ESCARCEGA, Cam., 28 de mayo.- Doralia Chan González, una mujer de 83 años que radica en el ejido Ignacio Zaragoza, cometió el error de darle el poder a su nieta Ninfa del Rosario Cabrera para cobrar por ella el apoyo que recibe del Gobierno Federal por ser una persona de la tercera edad, ya que durante años tanto ella como su esposo, Héctor Gerónimo Contreras, policía en activo y ex comandante de la Dirección de Seguridad Pública de Carmen, han usado esos recursos para su beneficio propio.
Gloria Centeno Chan, hija de la afectada, mencionó que su mamá finalmente decidió aceptar ante ellos lo que siempre habían sospechado: que su nieta Ninfa, a la que le tenía mucha confianza y a quien le autorizó cobrar en su nombre su apoyo del programa “65 y Más”, durante años se aprovechó de esa situación para quedarse con su dinero, o al menos con la mayor parte de éste, sin que el resto de la familia estuviera enterada.
Indicó que Ninfa y su esposo, el prepotente policía que en el 2016 fue acusado de abusar de su cargo como comandante para sembrar el terror entre los habitantes de esa región del municipio de Carmen, mantenían a su mamá atemorizada y bajo engaños para vivir a costillas del dinero que cada dos meses le otorgaba el Gobierno Federal por ser una mujer de 83 años.
La declarante, quien actualmente radica en el ejido Ojo de Agua, dice temer por la seguridad de su mamá ya que a raíz de que descubrió que todo este tiempo sólo se han aprovechado de su condición de anciana, decidió cercar el terreno y ponerle candado a su reja para que éstos no ingresen más a su casa, ya que, no conformes con cobrar su apoyo federal, poco a poco se han ido llevando sus pocas cosas con el pretexto de lavárselas, pero que en realidad se las han apropiado.
“Mi mamá le dio poder a mi sobrina Ninfa para cobrar su apoyo, pero como ella no salía de su casa, cuando ésta regresaba le decía que no había podido cobrar, poniéndole mil y un pretextos para robarle siempre su dinero, sin tomar en cuenta su condición de mujer enferma y que no se trata de una extraña, sino de su propia abuela, por eso ahora mi mamá se asegura poniendo candado al portón, para que no entren a su casa”, detalló.
Agregó que su madre radica junto con un nieto que va a la secundaria, y que es precisamente a esa hora cuando ella y su esposo, quien ya no es más que un simple policía, cuando está franco y no está en el destacamento de Conquista Campesina al que actualmente está asignado, llegan a tratar de convencerla de que les abra y que le siga permitiendo cobrar su apoyo federal, pues de eso ha vivido esa pareja, de estafar a una adulta mayor de su propia sangre.
“Afortunadamente ahora el pago es personal, con eso mi madre dejará de padecer lo que sufrió durante al menos 12 años, al no ver nada o sólo una parte de lo que por su edad le mandaba el Gobierno cada dos meses y que en realidad iban a parar a la bolsa de ese par de manipuladores”, culminó.
(Martín Contreras)