El bullying es un mal silencioso que podría desencadenar un sinfín de problemas mentales en los niños y que, a su vez, podría ocasionar depresión y suicidios, así lo manifestó la psicóloga clínica y psicoterapeuta Silvia Sierra Garcíam, y aseguró que la familia juega un papel importante en la estabilidad emocional de los pequeños y jóvenes, por lo que, es vital entablar puentes comunicativos entre ambas partes.
De acuerdo con la especialista, el bullying no es un hecho que se registre de manera exclusiva en las escuelas, pero que, por ser el lugar donde mayor tiempo pasan los menores es uno de los principales sitios donde se detectan y para tratarlos, primero se debe diferenciar entre violencia, bullying y agresión.
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“Debemos reconocer que una agresión, se trata de un solo atentado contra el menor, es decir, que ocurre una vez y de allá, ya no se repite; por su parte, la violencia se refiere a una serie de agresiones constantes pero que no están dirigidas a una sola persona, es decir, el niño tiene un mal comportamiento generalizado. Por su lado, el bullying, es una agresión y violencia contra una sola persona durante un largo período, constante y cada vez más agresivo".
Dijo que una de las cosas buenas que trajo el coronavirus y el confinamiento, ha sido una reducción del 100 por ciento en casos de agresiones escolares ya que, por las prohibiciones, ningún alumno tiene contacto físico con sus compañeros lo que a su vez, detona que no existan conflictos entre ellos. Es por el tiempo que comparten entre ellos en sus tareas escolares que se detonan con mayor frecuencia en la escuela.
El comportamiento indebido, genera un sinfín de afecciones en la salud mental del agredido, estas pueden ser más constantes y por miedo o desconocimiento de cómo proceder en la institución educativa, los agredidos no lo expresan. Para evitar este tipo de atropellos dijo que los padres deben generar un puente de comunicación con ellos.
Argumentó que los comportamientos agresivos podrían ser reflejos de situaciones adversas en su núcleo familiar pero también señaló que, los pequeños que logran obtener todo con un mínimo esfuerzo, también pueden ser futuros agresores.
“El agresor probablemente puede estar recibiendo violencia, pero puede ser multifactorial, porque no existe un perfil específico; hay otros niños a quienes los padres le solucionan la vida, les dan todo y sobre dar, también puede ser un factor importante que le da poder en su ambiente y cree que lo puede controlar todo”, señaló.
Son precisamente estos actos los que, la psicóloga clínica asegura, se deben prestar mayores atenciones pues se ha detectado que la mayor parte de las conductas suicidas inician con el sentido de vacío, es decir, cuando los niños, aun teniendo todo lo que desean se sienten insatisfechos pierden el sentido de la vida, del acompañamiento y concluyen con intentos de suicidio.
Señaló que tanto la víctima como el agresor deberían recibir terapia psicológica, pero además, los padres también ya que, la frase “los hijos son el reflejo de sus padres” aplica en esta ocasión.
“Estos procesos son integrales, cuando se atiende a cualquier menor, siempre se atienden al resto de la familia porque estos van a ser nuestro apoyo en caso de que el pequeño intente buscar salidas falsas o se genere decisiones que traerán complicaciones a sus vidas” finalizó la especialista.
Por Jorge Chan