El cronista e historiador Jorge Manuel Mendoza Solana señaló que en estos momentos en que el Río Palizada ha rebasado su nivel crítico al ubicarse en 5.26 metros sobre el nivel del mar (msnm), es importante recordar que el municipio ha sufrido en los últimos 100 años tres severas crecientes que han impactado en la economía local.
La última se suscitó en el 2011, pero hubo otra en 1921 y en 1979 que acabó con la mitad del hato ganadero.
El afluente nace del Río Usumacinta, conocido como el “Gran mono sagrado”, que durante los meses de seca es un caudal con poca corriente y apacible, pero que al llegar las lluvias y ciclones se llena y aumenta su descarga hacia la Laguna de Términos y se lleva lo que encuentra a su paso e inunda las zonas bajas donde no hay bordos de contención.
Sostuvo que lo anterior provoca escenarios encontrados, ya que mientras que el sector ganadero y agrícola resulta seriamente lesionados, para los pescadores representa bonanza, ya que los niveles de captura de pescado de diversas especies aumentan.
“La creciente del 2011 destruyó la poca infraestructura carretera que había al desbordarse las aguas del Usumacinta y del Palizada, que incomunicó a la cabecera municipal y comunidades asentadas a la vera del caudal”, afirmó.
Se realizó la declaratoria de zona de desastre por cuestiones naturales y la aplicación de recursos extraordinarios por parte del entonces Fondo de Emergencia por Desastres Naturales (Fonden), dijo Mendoza Solano.
En tanto que lo ocurrido en 1921, cuando iniciaba la siembra de la caña de azúcar, la gran acumulación de agua provoco que campos de producción se inundaran y se terminaran por perderse cientos de hectáreas de plantíos dedicados a esas actividades.
“Fue sin duda el primer golpe económico que dejó en la bancarrota a muchas personas que vieron como la creciente acabó con sus fortunas e inició el primer éxodo de migración de familias completas que se quedaron sin trabajo hacia Ciudad del Carmen y Tabasco”, detalló.
Con la ganadería, terrenos de producción agrícola empezaron a deforestarse para la siembra de pasto y crecer el rebaño, el cual llegó a contabilizar, según datos, hasta 120 mil cabezas de bovinos.
Para desgracia de este sector económico en 1979, de nuevo aparecieron los embates de la naturaleza y se produjo ese año una severa inundación y en la que se estima que se perdió cuando menos el 50 por ciento de los animales que se tenían, el sector vino a menos y a pesar de ser la principal actividad económica, no se ha podido recuperar.
Exhorto
Clemente Magaña Damián y Juan López Pérez, habitantes de comunidades ubicadas en las márgenes del río Palizada hacia las zonas más bajas, señalaron que, debido al nivel crítico del afluente, es necesario que quienes transitan en lanchas por toda la zona lo hagan en forma moderada.
Refirieron que desde hace ya varias semanas, la gran mayoría de las viviendas ubicadas desde la ribera Gómez hasta Boca Chica donde se carece de bordos de contención, las casas se encuentran prácticamente rodeadas de agua.
“Las viviendas se encuentran construidas sobre terraplenes, pero la creciente hizo que el agua se desbordara y arrasara todo los que encontraba”, enfatizaron.
Por Julio Gutiérrez