La declaración patrimonial de los trabajadores petroleros que vence en diciembre, dirigidos a secretarios generales, funcionarios diversos y obreros, es una buena mediada del gobierno federal para evitar los enriquecimientos inexplicables, por ello, los 36 secretarios generales de las secciones del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) al rendir sus declaraciones, deben señalar los bienes de la agrupación para que los petroleros tengan pleno conocimiento del patrimonio sindical, expresó Delfino Merino Tlatzalo, presidente de Fuerza Laboral Petrolera.
Señaló que con esta medida aparecerá muchos bienes de los funcionarios sindicales y deberán explicar cómo lo adquirieron, ya que con el salario que tienen no pueden adquirir diversas propiedades, como se observa en Luis Gerardo Pérez Sánchez y Víctor Kidnie de a Cruz secretario general de la sección 42 y líder moral de la 47, respectivamente, quienes poseen propiedades en diversos estados de la República Mexicana.
Apuntó que el secretario general del Comité Ejecutivo Nacional del STPRM, Manuel Limón Hernández, envió el oficio a las 36 secciones, donde todos los trabajadores petroleros deben hacer la declaración de sus bienes, tanto de planta, activos y transitorios.
E incluso en la página oficial de Petróleos Mexicanos (Pemex) aparece que todos los trabajadores tienen que hacer su declaración patrimonial y la fecha límite el mes de diciembre, porque el tiempo ya está vencido.
Los líderes de las secciones sindicales deben hacer sus declaraciones conforme a la ley, porque hay muchos bienes que son del sindicato que les pertenecen a los trabajadores, sin embargo, se escucha que varias propiedades se encuentran a nombre de los anteriores o actuales dirigentes.
Indicó que con estas acciones se busca contrarrestar la corrupción y riquezas inexplicables de los funcionarios sindicales que por años llevan enquistados en el poder y que en contubernio con algunos gerentes de la empresa petrolera fabrican contratos amañados con algunas empresas para beneficios propios.
Por Fernando Kantún