Niños cuyas edades no rebasan los 12 años, buscan ganarse la vida en las calles de esta ciudad; lavan carros, ayudan a cargar las compras a las personas que salen de los supermercados. Olvidaron la inocencia para asumir una responsabilidad de adultos.
Dejaron sus juguetes, de soñar ante la pérdida de empleos de sus padres, algunos por la contingencia sanitaria del COVID-19 se quedaron huérfanos de padre y madre, las historias se entrelazan en cada uno de ellos, quienes viven el día a día en las calles con todos los peligros, en una lucha infinita para llevar a sus hermanos más pequeños el sustento.
A sus escasos 10 años, Luisito asumió la responsabilidad de ser el jefe de su familia, quien provee el sustento a su madre que lidia en casa con sus hermanos menores, todos los días sale a ganarse la vida en plena contingencia sanitaria, usa cubrebocas, consigo lleva una botellita con agua y jabón para lavarse las manos.
Su historia no es la única, debido a que existen decenas de casos como el de Luis, donde los niños simplemente dejaron de ser niños.
Hombres y mujeres de la localidad que los ven a diario ganarse la vida, al conocer las historias de lucha de estos ángeles reciben, sin imaginarlo, despensas y algo más, que les permita llevar a casa los alimentos, muchos de los taxistas de quienes omitimos sus nombres, los llevan a sus casas sin cobrarles un solo peso por el servicio.