Una reactivación artesanal tras el consumo de turismo local y extranjero es lo que se espera poco a poco, ya que la pandemia no ha terminado, precisan ciudadanos que se dedican a realizar toda clase de objetos con paja.
La vida de un artesano no es cosa fácil, ya que de años atrás se presentan dificultades económicas, pero esto se convirtió en algo mucho peor con la pandemia del COVID-19, principal factor de la caída económica de quienes hacen uso de sus manos para realizar diversas actividades que identifican al municipio de Calkiní.
Don “Pancho”, como es conocido popularmente, después de 27 años continúa con la elaboración de los tradicionales pesebres o casitas del nacimiento para tener un ingreso económico y el sustento familiar en esta época del año.
Indicó que las dificultades económicas lo obligaron a realizar diversos trabajos, por lo que ahora lleva a cabo la elaboración de estas tradicionales piezas.
Mencionó que no sabe leer ni escribir, pero tiene una gran capacidad para convertir las cosas en las artesanías.
Agregó que puede identificar los detalles de las cosas, por lo que esta es una de las artes que realiza con su conocimiento y el poder de sus manos.
Por Jorge Aké