XMABEN, Hopelchén, Cam., 13 de marzo.- El comisario del núcleo ejidal, Clemente Anchevida Góngora, tomó de sorpresa a los asambleístas de su comunidad, tras entregar su hoja de renuncia y abandonar su encomienda para buscar nuevos horizontes en otro país, donde se aventurará para ir por una mejor vida para él y su familia.
En tanto asumió el cargo que deja vacante, Eugenia Cahuich Martín, quien encabezaba la lista de posibles sustitutos.
Los hechos se dieron la semana anterior, cuando como de costumbre el comisario arribó a su reunión sabatina, supuestamente para dar indicaciones de la época de quemas que se aproxima, cuando la selva es tan susceptible para los incendios.
Sin embargo, su intención fue otra: la entrega de su renuncia. Se le preguntó si tenía algún problema o si se sentía amenazado por alguien al grado de abandonar el cargo que le confirió el pueblo.
En respuesta dijo que es un caso muy personal. Que su decisión estaba tomada, que no tenía problemas y mucho menos se sentía amenazado por alguien.
Los ejidatarios no querían aceptar la decisión, porque la situación se deba de manera repentina. No daban crédito de lo que pasaba en la sala ejidal.
En repetidas ocasiones se le pidió que lo pensara y que valorara su determinación. Sin embargo, el comisario reiteró que su decisión estaba tomada. “No hay vuelta de hoja, me voy porque estoy contratado en otro trabajo y no me puedo quedar. Me urge salir y les dejo todo; sólo faltan seis meses para culminar mi responsabilidad que la puede cumplir otro compañero”.
Al ver que no había más que decir, los asambleístas de inmediato buscaron quien cubriera el interinato y de forma unánime se decidieron por una mujer: Eugenia Cahuich Martin, quien se sorprendió, pero aceptó la encomienda de estar al frente de la Comisaría Ejidal los próximos seis meses.
El acuerdo fue firmado, mientras se elige al sucesor para el mes de septiembre.
Los campesinos lamentaron la salida de Clemente Anchevida, quien había realizado un buen trabajo ante su pueblo y dejó buenos dividendos que no podrán olvidar.
(Jorge Amado Caamal Ek)