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En la zona arqueológica El Tigre se tiene el registro más antiguo de las mediciones astronómicas de los mayas, ya que las proyecciones son del 700 al 600 antes de Cristo, por lo que son antes que el equinoccio de Chichén Itzá, reveló el arqueólogo del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Ernesto Vargas Pacheco.

Dio a conocer que próximamente se debe editar el libro en donde se hacen estos planteamientos, como parte de las excavaciones y estudios realizados en esta ciudad maya, durante el tiempo que se contó con financiamiento, ya que desde hace cinco años ya no se realizan temporadas de campo.

Explicó que en los grupos E, son los edificios relacionados con aspectos astronómicos y en el caso de la estructura II de El Tigre que data desde tiempos muy tempranos, ya que la temporalidad estimada es del 700 al 600 antes de Cristo, “es decir, ya el sur de Campeche era muy importante para el 600 ó 700, aunque nunca se han hecho excavaciones sistemáticas”.

Destacó que en este sitio se cuenta “con arquitectura, mascarones, cerámica, lítica, comercio con la costa y con el interior, hacia Guatemala con el Mirador, debió ser una ruta importante”, aunado que se hablaba el chol, además del maya yucateco que se resalta en estos tiempos en “el sur de Campeche, eran mayas chontales”.

Lamentó que el maya chontal ya ni siquiera se tome en cuenta para Campeche. Cuando fue un “grupo comerciante y de guerreros, que trajeron cultos muy importantes a la Península de Yucatán, jugó un papel muy importante para toda la zona maya y no lo tomamos en cuenta”, insistió.

En el marco de los fenómenos astronómicos de las ciudades mayas, que sobresale Chichén Itzá en la Península, reveló que en el caso de El Tigre, la estructura II, aunque los arqueólogos la conocen como la estructura III, ya para el 700 o para 400 antes de Cristo, “ahí se están haciendo mediciones astronómicas, sobre todo para los solsticios, equinoccios, cálculo de 365 días del año, etcétera”, estudios que se darán a conocer en el libro que se va a editar, apuntó.

Aclaró que hay un fenómeno astronómico en El Tigre, aunque “para las mediciones de los solsticios y de los equinoccios. No es como Chichén Itzá ni mucho menos, sino los puntos se referencian a partir de estas estructuras, ahí se puede dividir el año entre los solsticios y equinoccios. Y es muy claro”, significó.

Advirtió que el fenómeno se puede observar, “si uno se pone, pero tiene uno que saberlo porque el sol va a llegar hasta un punto hacia el sur, hacia el este y hacia el suroeste perfectamente medible y que los mayas construyeron para ver ese fenómeno”.

Aunque insistió en que “no es tan espectacular como el de Chichén”, sin embargo consideró que es un fenómeno de medición astronómica, como se puede observar en la ciudad maya de Edzná.

Enfatizó que la importancia del hallazgo reside en su antigüedad, “lo interesante son los edificios que se han encontrado en muchas partes, sobre todo en Guatemala… los mayas conocían todas estas mediciones de tiempo y el fenómeno mejor conocido ahorita, que tenemos sería en El Tigre” e incluso planteó que sería “obviamente más antiguo que el de Edzná”.

Especificó que no es una creación en El Tigre, este tipo de construcciones astronómicas, “sino en la zona maya que hay muchos edificios de este grupo, es un conocimiento generalizado en la zona maya”, por lo que se implementó en estas estructuras de la zona arqueológica de El Tigre. Ya que este tipo de mediciones astronómicas se tienen registradas tanto en Calakmul como en otros sitios mayas.

Por otra parte, informó que se dejó de hacer temporadas de campo, porque ya no se tiene el financiamiento que aportaba el Gobierno del Estado y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), por lo que se actualiza la información de las excavaciones de años anteriores.

Dio a conocer que ya se publicaron cuatro libros de las excavaciones realizadas y para este año se proyecta entregar otro texto referente a la arquitectura de la estructura II aspí como del fenómeno astronómico.

Añadió que antes se editan co-producciones en forma conjunta entre la UNAM y el Gobierno del Estado de Campeche, pero también se suspendieron por no tener presupuesto.

Los estudios de campo se lograron también por la colaboración entre la UNAM, la administración estatal, el INAH y Petróleos Mexicanos, por lo que “de esa manera se conjuntaba un presupuesto para hacer excavaciones”, sin embargo desde hace cinco años se dejó de hacer temporadas de campo, porque ya no se aportaba el dinero para asistir al sitio arqueológico El Tigre, finalizó.

(Wilbert Casanova Villamonte)

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