Llevan bendiciones en casa

El Jueves Santo fue inédito, el lavatorio de pies como préambulo a la última cena del Señor fue suspendido por la emergencia sanitaria del Covid-19, al igual que la última cena, sin embargo cada parroquia realizó una ceremonia de procesión del santísimo para llevar bendiciones en los hogares campechanos y en la Iglesia de la Catedral se hizo referencia a la institución de la Eucaristía sin feligreses.

El inicio de la Semana Santa 2020 se ajustó a las medidas sanitarias desde el inicio de la pandemia en México y Campeche, no fue la excepción con las misas que se imparten mediante las redes sociales.

En la iglesia de Nuestra Señora de la Concepción —mejor conocido como la Catedral—, el párroco Francisco Velázquez Trejo, ofició la misa, en sustitución del Obispo, José Francisco González González y afirmó que la eucaristía es el regalo de Dios a los creyentes, ya que representa la vida espiritual de Dios mismo.

Dijo que esta Semana Santa, es diferente y sin duda nadie la ha vivido de esta manera, ya que para evitar la aglomeración de los feligreses y que se pueda expandir el coronavirus se imparten las misas a través de las redes sociales, por lo que instó a los oyentes a ser prudentes, ya que muchísimas personas no toman con seriedad la peligrosidad de la enfermedad pese a las noticias de lo que ha sucedido en diferentes partes del mundo.

“Mientras algunos les duele no ir a las playas o estar de vacaciones, a los católicos les duele no estar físicamente para recibir la eucaristía que es el culmen de la vida espiritual de Dios”, subrayó.

Pero advirtió que debe ser de corazón, un católico que por costumbre o tradición acude a misa y aquel que profesa de palabra su religión, que por amor a Dios y fe acude a recibir la eucaristía.

Aclaró que la eucaristía no depende de la comunidad sino de los sacerdotes al ser estos la representación de Jesús y a quién deben rendir cuentas, ya que los católicos deben recibir la eucaristía sea santo o pecador el representante de Cristo en la tierra.

Recordó que Jesús -tomando algunos elementos de la pascua judía—, ofreció la última cena y el pan sin levadura, hizo el cuerpo y del vino su sangre por lo que es un regalo de cristo a los católicos la eucaristía, con su cuerpo y sangre, por lo que planteó que cada eucaristía se renueva la última cena.

En este punto se refirió al altruismo de algunas personas y dijo que deben ser preceptos tomados de la biblia y ejemplo de la humildad lo demuestra Jesús al lavar los pies de sus invitados.

Lamentó que muchas personas no entiende el sentido de Jesús de lavar los pies, pese a que lo llaman maestro, y significa ser servidor no un vividor, pero también debe representar amor al ayudar a quienes lo necesitan como los adultos, incluso a las mamás, no como los hijos, que no desean cuidar a sus mayores.

Subrayó que servir, es un placer y recordó que las palabras del Papa Francisco al externar que en este barco vamos todos y si se hunde nos hundimos con él y si se salva, nos salvamos todos, por lo que convocó a los católicos a ser más solidarios y con convicción real recibir espiritualmente a Jesús Cristo.

Posteriormente Velázquez Trejo, con el Santísimo recorrió algunas calles alrededor de la Catedral como parte de la celebración del Jueves Santo.

San Román.

En la parroquia de la iglesia de San Román, donde se venera al Cristo Negro de San Román, el párroco Martín Mena Carrillo a bordo de una camioneta, recorrió las calles con el Santísimo para veneración de los católicos, como símbolo de la última y del lavatorio de pies que hizo Jesús.

Partiendo del templo recorrió la calle Bravo, la 12, la Victoria, la Avenida López Mateos, la calle Montecristo, la calle 16, la Aldama, la calle 14 para doblar en la Galeana y retornar por la 12, Allende y 10 e ingresar de nuevo al Templo de San Román.

Durante el recorrido los sanromaneros pusieron en sus casas ofrendas para simular la última cena de Jesús.

(Wilbert Casanova Villamonte)