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Campeche

Viernes Santo fuera de lo común

CHAMPOTÓN, Cam., 10 de abril.- La fe se desbordó en cada hogar de esta Ciudad, fue sin duda alguna un viernes santo completamente distinto, dado que no hubo multitudes que llenaran el tradicional viacrucis, que por vez primera no se realizó, aunque la Parroquia de “Nuestra Señora de las Mercedes” y la Parroquia del “Señor de la Misericordia” abrieron sus puertas a los feligreses no se registró afluencia de creyentes.

La comunidad católica vivió la pasión, crucifixión y muerte de Jesucristo colocando altares en las puertas de sus casas, recordando las estaciones que vivió en su viacrucis por la salvar a la humanidad de sus pecados Jesucristo.

En el centro de la Ciudad de Champotón, católicos colocaron altares y veladoras en las puertas de sus hogares, aunque no hubo un viacrucis, en el corazón de cada hogar se desbordó la fe y la esperanza de superar la adversidad que provocó el coronavirus Covid-19 en nuestro país y estados de la república mexicana.

Por su parte, las calles este Viernes Santo se vieron por primera vez desoladas con escasos ciudadanos quienes e han comprendido que la solución a la pandemia del virus, es quedarse en casa en completo aislamiento.

En la Parroquia de “Nuestra señora de las Mercedes”, sus alrededores lucían solitarios, aunque fueron abiertas las puertas para que creyentes pudieran entrar a orar, la iglesia lucio vacía, una humilde mujer rezaba en solitario un rosario, al fondo tres catequistas guardando sana distancia rezaban y llevan sus oraciones a nuestro señor Jesucristo, fue un viernes santo de reflexión para la comunidad católica, familias en sus casas siguieron transmisiones de la misa y rezos de las estaciones del viacrucis que fue representado por una imagen de Jesucristo cargando una cruz y maría, su madre sufriendo el calvario.

Sin embargo, en la parroquia del “Señor de la Misericordia” aunque fue abierta después del medio día, lució solitaria, solo catequistas y personal que sirve en la parroquia llevó acabo labores de limpieza, sin registrar la afluencia de creyentes, quienes se guardaron en sus casas, para prevenir posibles contagios del coronavirus “COVID-19”.

Fue un viernes santo, diferente que cimbró los corazones de los católicos que por primera vez no pudieron participar en el viacrucis viviente, el cual tuvo que ser cancelado, por los graves riesgos que representa para los ciudadanos por posibles contagios del coronavirus; aunque la fe se demostró en las calles, en los hogares, en la reunión de familia para escuchar y ver las misas, compartir las películas de la pasión y muerte del salvador Jesucristo.

(Texto y Fotos: José Valencia)

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