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HOPELCHEN, Cam., 24 de mayo.- “Después de vivir momentos lustrosos en mi vida, después de pasar una juventud preciosa, ahora aquí me encuentro frente al banco esperando las monedas que quieran donarme, pero no me quedo en casa porque siento enfermarme”, afirmó don Gregorio Sánchez Montejo, ex militar de 81 años de edad, quien tiene que estar en la calle, pues no tiene otra entrada económica que lo que obtiene de la pensión del Gobierno Federal.

Dijo que le tiene respeto al COVID-19. Al salir de su casa se coloca su cubrebocas, porque no tiene más remedio que instalarse frente a la institución bancaria, desde las 9 de la mañana hasta las tres de la tarde, soportando las inclemencias del tiempo para conseguir algunas monedas.

Afortunadamente, mencionó, gracias a Dios no se ha enfermado, al revelar que no tiene familia, tampoco hijos, solo algunos parientes lejanos en la colonia San Isidro.

Indicó llevar años que no camina por sus rodillas que dejaron de funcionar y sólo se transporta en su silla de ruedas viejita con techo de ahulado y no la puede mejorar porque no puede ponerse de pie y así se la pasa en la calle.

Antes de llegar a su casa, busca donde comprar un poco de comida y aunque hay la Cocina de los Abuelos, no le pide nada al Ayuntamiento. Sólo tiene el apoyo del Gobierno Federal que tiene corazón humilde y ahora sí da lo que corresponde a cada anciano, no como antes.

Sánchez Montejo señaló que su incapacidad no le impide salir de su domicilio y tampoco siente frustración o remordimiento por la vida que le tocó. No sufre, se siente tranquilo y sólo espera que no le pegue el Coronavirus, porque su protector es el Todopoderoso, quien lo cubre con su manto para seguir viviendo. Por lo pronto se sigue cuidando y espera que la población haga lo mismo para que no haya contagiados.

(Jorge Amado Caamal Ek)

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