Los campechanos vivieron ayer una auténtica “fiebre” de cervezas, fueron cientos de hombres y mujeres, pagaron por lo menos un cartón, una botella o una “plancha” de cerveza en los distintos establecimientos, al entrar en vigor por segunda ocasión la Ley Seca por tiempo indefinido debido al elevado número de contagios del COVID-19.
Desde la apertura de los establecimientos a las 10 horas, se observó que en los supermercados, la mayor compra era cerveza que despensas, mientras en licorerías y vinaterías, se formaron largas filas, para adquirir algunas botellas.
La compra fue mucho mayor que en la primera aplicación de la Ley Seca, escarmentados de que los “clandestinos”, ofertaron hasta 250 pesos por una castilla de cerveza y a 150 pesos por una botella de licor, que normalmente cuesta 40 pesos.
Centros comerciales, supermercados, expendios, y establecimientos mercantiles con giros de venta de alcohol, lucieron abarrotados por las compras desmedidas de decenas de ciudadanos que se arrasaron con todo tipo de bebidas etílicas.
Los supermercados comenzaron a sacar de exhibición todo tipo de cervezas, vinos y licores, colocando cintas amarillas en los exhibidores, mientras que los “minisúper” taparon neveras con bolsas de nylon oscuras para que los ciudadanos no tuvieran acceso, como parte de los protocolos de prevención y sana distancia.
Para el sector restaurantero, la nueva Ley Seca es contraproducente, porque solo provocaría las ventas clandestinas, ya que muchos ciudadanos se abastecieron con tiempos de anticipación.
Luis Emilio Ortiz de la Peña, líder de los empresarios de la calle 59 y malecón, dijo no estar de acuerdo porque el tema de la venta de alcohol se volvería clandestinaje y muchas familias prefirieron gastar su dinero en bebidas alcohólicas que alimento.
“La solución es el orden, el respeto, que todos cumplan con los protocolos sanitarios, así como porten los cubrebocas”, expresó.
Cabe destacar que si de por si las ventas son nulas, con esta nueva restricción el plan de reactivación económica por el Gobierno del Estado, se vendrá abajo porque, considero que las autoridades no están pensando en los micro comerciantes que viven de la venta de alcohol, estas familias colapsarán ante la crisis sanitaria por la que estamos atravesando todos los sectores.
(Karina Gómez)