Pescadores, padre e hijo, denunciaron haber sido objeto de un asalto en las costas de Champotón la madrugada del sábado pasado, por un grupo de sujetos fuertemente armados que los despojaron del motor de su lancha, valuado en 200 mil pesos, lo que los dejó a la deriva hasta que los rescataron al día siguiente compañeros suyos que salieron en su búsqueda.
Una de las víctimas del atraco, Roberto Antonio Noh Pérez, seybano de 49 años, narró los hechos antes de interponer su denuncia en la Fiscalía General del Estado (FGE); explicó que el viernes, en horas de la tarde, como acostumbra, salió en su embarcación a pescar acompañado de su hijo, actividad que desarrolla desde hace muchos años.
Dijo que frente a las costas de Haltunchén tiraron las redes y a las diez de la noche realizaron la primera jala, con la que consiguieron algunas especies; luego se corrieron un poco más para colocar nuevamente la red y se dispusieron a dormir por unas horas.
Ya de madrugada, el día sábado, visualizó una embarcación que se acercaba, la cual se pegó abruptamente, sin darles tiempo de realizar ningún movimiento.
Describió que a bordo de la otra embarcación iba un grupo de sujetos, uno de ellos lo apuntó con un arma larga conocida como “cuerno de chivo”, mientras los otros cinco, con pasamontañas y también armados, les ordenaron tirarse a la cubierta para enseguida amarrarlos de las manos.
De acuerdo a la versión de Noh Pérez, se trató de seis ladrones, más el que portaba el arma larga, los otros llevaban pistolas tipo escuadra.
Al ver sus vidas amenazadas, no opusieron resistencia y acataron las órdenes de los delincuentes.
Luego vio cómo arrancaban el motor de su base para llevárselo. Los asaltantes fueron remolcados hacia la zona de los cockteleros del ejido de Paraíso, Champotón, donde posteriormente se transbordaron en una camioneta, mientras él y su hijo eran dejados a la deriva.
Noh Pérez estima que toda la maniobra duró como 40 minutos; en ese lapso pensó lo peor. Para su fortuna pasó el tiempo y de pronto dejaron de escuchar a los bandoleros. Al rato respiraron aliviados cuando también escucharon alejarse la lancha en la que habían llegado.
Finalmente, la pesadilla para ambos acabó al día siguiente, cuando fueron rescatados por sus colegas de Champotón que se organizaron para encontrarlos.
Por José Valencia