Ante el incremento de clandestinos en la comunidad de Miguel Alemán, vecinos de este poblado que omitieron sus nombres por temor a ser agredidos físicamente, reportaron que ante el escándalo de estos lugares dedicados a la venta ilegal de bebidas embriagantes, principalmente en la noche, no los dejan conciliar el sueño, situación que ha generado malestar entre los pobladores.
Acusaron que esta situación se ha convertido en un problema de salud pública que no respeta edad, sexo, religión o condición, por lo que solicitaron la intervención de las autoridades competentes a fin de que se implementen operativos de vigilancia en esta comunidad y sean identificados estos sitios para que se proceda a su desmantelamiento, no clausura porque los sellos no se respetan e incluso la venta sigue.
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Acusaron que son los fines de semanas cuando se ven más afectados, ya que son los días de más venta y es cuando los propietarios de estos lugares aprovechan toda la noche para vender de manera ilegal bebidas embriagantes.
Mencionaron que hay al menos cinco lugares que están plenamente identificados y que se dedican a estas actividades ilícitas, y que sin temor venden sin que sean sancionados pues desde la pasada administración operaban abiertamente al ser solapados por las autoridades municipales.
Dijeron que esta grave situación ha imperado desde hace varios años sin que las autoridades competentes hagan algo por acabar con estos lugares donde personas derrochan el poco sueldo que obtienen semanalmente y así laceran la economía de sus hogares.
Los afectados señalaron que, aunque tienen conocimiento del tema de los clandestinos, la Vicefiscalía no realiza acciones en contra de estos lugares, también es responsabilidad de las autoridades municipales apoyar esta causa y sobre todo ser el puente entre las corporaciones policiacas para frenar este tipo de delitos que afectan a diversos poblados.
Asimismo, dijeron que están hartos de que los propietarios de estos giros negros operen con libertad y continuamente haya pleitos, mientras que otros asistentes hacen sus necesidades en la vía pública.
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CC