A nivel nacional se habla de un aumento en el número de usuarios de internet en México; sin embargo, las clases a distancia han evidenciado que no todos tienen las mismas oportunidades de conectividad, principalmente en zonas rurales donde las comunidades lejanas son las que más enfrentan estas carencias.
De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en el 2020, el 72 por ciento de la población de seis años y más usan internet en México, lo que reveló un aumento del 1.9 por ciento respecto a la registrada en el 2019 con el 70.1 por ciento. Es decir que actualmente hay 84. 1 millones de usuarios de internet.
De estos, el 78.3 por ciento de la población urbana es usuaria de internet y la zona rural usuario se ubica en el 50.4 por ciento, también, menciona que los tres principales medios para la conexión de usuarios a internet fueron, celular con el 96 por ciento, computadora portátil con el 33.7 por ciento y con televisor 22.2 por ciento.
Asimismo, las principales actividades que realizan los usuarios son comunicarse con el 93.8 por ciento, buscar información 91 por ciento y acceder a redes sociales con el 89 por ciento.
En Campeche, el 70.9 por ciento de la población es usuaria de internet, respecto a la disponibilidad de internet en los hogares el 53.7 por ciento, usuarios de teléfono celular el 71.2 por ciento y usuarios con televisor el 89.2 por ciento.
A pesar de estas cifras porcentuales, en localidades lejanas como Ukum, en el municipio de Hopelchèn, el 9 por ciento, es decir, 2 cada 30 alumnos cuentan con servicio de internet, así lo confirmó, el docente del Colegio de Bachilleres del Estado de Campeche (Cobacam), Ignacio Novelo.
Lo que es una realidad que la falta de recursos para contratar el servicio de internet o de tener un celular inteligente o tal vez una computadora, limita a los niños y jóvenes de las localidades de nuestro estado de seguir con su formación académica sin problema alguno, desatándose una desigualdad social en Campeche.
El profesor comentó que, durante su estancia en dicha comunidad, confirmó las grandes carencias que hay en las localidades de la entidad y a lo que se tiene que enfrentar por la falta de conectividad y los aparatos tecnológicos, porque lo que antes no era indispensable o poco útil, hoy en día es esencial para el aprendizaje, principalmente en esta pandemia que vino a cambiar nuestra forma de vivir y retos que enfrentar.
“Como maestros nos debemos adaptar a la situación y problemas en los que se enfrenten nuestros alumnos, no es nada fácil, queríamos hacer muchas cosas haciendo uso de la tecnología, pero las carencias nos limitaban, si en clases presenciales cuando se requería investigar para algún tema era complicado, ya se imaginaran con las clases a distancia, por lo que en esa localidad se tuvo que hacer entregas de cuadernillos para que los niños y jóvenes puedan seguir con su aprendizaje”, precisó.
De acuerdo al portal “Nuestro México”, en Ukum hay un total de 358 hogares, de estas 350 viviendas, 93 tienen piso de tierra y unos 25 consisten de una sola habitación, 141 de todas las viviendas tienen instalaciones sanitarias, 305 son conectadas al servicio público, 333 tienen acceso a luz eléctrica y la estructura económica permite a 4 viviendas de tener una computadora a 121 tener una lavadora y 267 tienen una televisión.
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política del Desarrollo Social (Coneval), indica que en el 2018 muestra que el 49.6 por ciento de los niños y adolescentes en México viven en pobreza, es decir, casi la mitad de la población de este grupo. En Campeche, el porcentaje de menores de edad en pobreza fue 3.7 puntos porcentuales mayor que el porcentaje nacional en el mismo año. En 2018, la entidad ocupó el lugar 10 respecto a las demás entidades federativas por su porcentaje de menores de edad en pobreza, con aproximadamente 163 mil 100 menores de edad en esta situación.
Por lo que la deserción y el bajo aprovechamiento escolar, junto con el trabajo infantil, son retos por enfrentar para terminar con la transmisión intergeneracional de la pobreza.