Campeche

Trabajadoras sexuales tienen acceso a servicios médicos para disminuir casos de VIH: SSa

Desde el inicio de la pandemia, los casos de VIH en Campeche incrementaron 233 por ciento en lo que va del año
Jóvenes, como Michelle, entran al oficio por la falta de oportunidades y sueldos competitivos / Por Esto!

Aunque ya no existe una Zona de Tolerancia dentro de la ciudad, el trabajo sexual sigue vigente donde solía ser la “zona roja” en las inmediaciones de la periferia de la avenida Antigua a Kalá. A todas horas, es notable la presencia de mujeres entre 18 y 39 años que a vista de todos ofrecen sus servicios a quienes ahí transitan, en su mayoría a bordo de sus automóviles.

Pese a que el flujo de hombres en dicho lugar es alto, hay quienes temen por su salud incluyendo las chicas que ahí se encuentran. Insegura, y con temor de ser evidenciada, “Michelle”, como se hace llamar una joven de cabello rubio de 22 años y de alta estatura, accedió a platicar para Por Esto! las adversidades a las que se enfrenta diario en su oficio.

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Envuelta en tabús, señalamientos e incluso en racismo, la mujer procedente de Tabasco inició en el oficio cuando tenía entre 17 y 18 años; los problemas económicos a los que su familia se enfrentaba en el 2016 la orillaron a dejar su hogar “para buscar una mejor vida” pero en el trayecto a Quintana Roo, lugar que tenía como destino, decidió pernoctar una noche de marzo con una conocida de Campeche, misma que se dedicaba a escondidas, a vender su cuerpo.

“Esa noche, fue larga porque me quedé sola en su casa que está a unas cuadras de aquí, entonces como vi que salió, la seguí y vi a qué se dedicaba. Por supuesto, le pregunté lo que cualquiera quisiera saber por curiosidad, pero al decirme que ganaba por noche entre 600 y mil 200 pesos, le dije que quería intentarlo, así que me quedé.

Fue más por tener un ingreso fuerte en poco tiempo que realmente el gusto por el sexo, pues sabemos que aquí llega todo tipo de hombres”, señaló.

Lo que era sólo una noche, se convirtió en una semana, misma que sirvió para juntar alrededor de siete mil pesos; dinero que sabía, le hacía falta a su familia y que nunca iba a conseguir en un “trabajo digno”, por lo cual, continuó en el oficio hasta la fecha.

“Son cinco años muy duros, difíciles porque vivo en el anonimato no sólo para ustedes, sino para mi propia familia, no puedo decirles a qué me dedico, ellos creen que soy la encargada de una fonda y que el dinero es de lo que me dan de propinas y el resto para mis estudios”, comentó con voz entrecortada que fue interrumpida por una lágrima que rodó por su mejilla.

La mujer, quien portaba un vestido negro entallado, con detalles de encaje en la parte trasera que dejaban al descubierto su nuca hasta la espalda, inclinó la cabeza y mientras secaba sus lágrimas explicaba los momentos más difíciles que ha vivido en lo que hoy se conoce en Campeche como “La exzona de tolerancia”.

“En una ocasión, un hombre llegó llorando, entró a mi sección, me encontró y me confesó que era portador de VIH; por supuesto yo entré en pánico, le pedí a mi amiga que me llevara a realizar la prueba, ella me pidió que me tranquilizara, me preguntó si conocía al hombre y le confesé que no recordaba su cara, pero él se fue directo a mí para decirme su condición, entonces, seguramente ya habíamos tenido contacto”, explicó y soltó en llanto.

Tras unos minutos y luego de beber un vaso de agua, la mujer se incorporó y explicó que el resultado fue negativo, el hombre se había equivocado de persona, nunca más lo volvieron a ver, pero, además, ninguna de sus compañeras resultó confirmatorio al Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH).

Ante ello, “Michelle” se propuso realizarse de forma periódica la prueba a pesar de que en el lugar no se permite realizar actos sin protección, incluso, la mayoría de las chicas muestra su carnet de vacunación o resultados de prueba actualizado.

Atención sexual y VIH Expertos en salud sexual aseguran que la prueba del VIH es esencial para expandir el tratamiento y garantizar que todas las personas que viven con el VIH puedan llevar vidas saludables y productivas.

El estigma y la discriminación todavía impiden que las personas se hagan una prueba, además de que el acceso a pruebas confidenciales de VIH sigue siendo motivo de preocupación y genera que muchos solo se realicen la prueba después de enfermar y presentar síntomas.

Ante ello, el acceso universal al diagnóstico del VIH, implica construir estrategias novedosas, para alcanzar de manera no solo más efectiva -sino amigable y solidaria- a las poblaciones clave que han tenido menor acceso a los servicios de salud, tal es el caso de las personas que se dedican al trabajo sexual.

De acuerdo con la Secretaría de Salud (SSa), el gran desafío para avanzar en la eliminación de la epidemia del sida consiste en detectar oportunamente a todas las personas que viven con VIH, vincularlas a las unidades médicas especializadas para que reciban un adecuado tratamiento antirretroviral (TARV), y como resultado, logren alcanzar la supresión viral.

Para lograr un mayor impacto, saben que deben centrar los esfuerzos en atender las necesidades de las personas, así como en focalizar las acciones en zonas geográficas y poblaciones clave más afectadas por la epidemia, sin dejar de lado a las poblaciones del resto del territorio nacional.

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JCL