Campeche

Campechanos venden su sangre a 700 pesos, pese a ser delito federal: CETS

La necesidad económica ha llevado a los campechanos a vender su sangre, pese a existir una ley que contempla cárcel de hasta 17 años por esta actividad
En Campeche existen personas que al observar la desesperación y necesidad de los familiares, ofrecen “donar” a cambio de dinero / Alan Gómez

Pese a que la Ley General de Salud contempla de seis a 17 años de prisión para quienes comercialicen u obtenga de manera ilícita tejidos que incluyen la sangre, en Campeche existen personas que al observar la desesperación y necesidad de los familiares de pacientes internados en el Hospital General del Especialidades “Dr. Javier Buenfil Osorio”, ofrecen “donar” a cambio de hasta 700 pesos.

“Es un acto ilegal el vender algo de tu cuerpo; en este caso, el tejido humano que es la sangre, pero tenemos ciertos candados para identificar a esos donantes remunerados”, aseguró la Directora del Centro Estatal de Transfusión Sanguínea (CETS), Virginia Peña Hernández.

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Aunque aseguró no tener la cifra, reconoció que durante el procedimiento previo a la donación, que involucra una entrevista y revisión médica, han detectado a las personas que desean proporcionar la sangre a cambió de un monto económico; sin embargo, aseguró que se aplican algunos candados para evitar que se concrete la extracción del tejido, pero si se observa insistencia, lo que se hace es retirar esa sangre del stock.

“El donador remunerado es generalmente alguien que lo hace insistiendo y sabe muchas situaciones de la información, por lo que trata de evadir esas respuestas con tal de resolver el problema monetario”, explicó.

El artículo 462 de la Ley General de Salud establece que “se impondrán de seis a diecisiete años de prisión y multa por el equivalente de ocho mil a diecisiete mil días de salario mínimo general vigente, en la zona económica de que se trate: Al que ilícitamente obtenga, conserve, utilice, prepare o suministre órganos, tejidos y sus componentes, cadáveres o fetos de seres humanos, y al que comercie o realice actos de simulación jurídica que tengan por objeto la intermediación onerosa de órganos, tejidos incluyendo la sangre, cadáveres, fetos o restos de seres humanos, así como al que trasplante un órgano o tejido sin atender las preferencias y el orden establecido en las listas de espera a que se refiere el artículo 336 de esta Ley”.

De la misma forma, señala que “en el caso de la fracción III, se aplicarán al responsable, además de otras penas, de cinco a diez años de prisión. Si intervinieran profesionales, técnicos o auxiliares de las disciplinas para la salud, se les aplicará además suspensión de cinco a ocho años en el ejercicio profesional, técnico o auxiliar, y hasta seis años más en caso de reincidencia”.

Peña Hernández reiteró que las personas que venden su sangre son “donadores” de riesgo, ya que con tal de obtener el recurso omitirán si presentan alguna condición de salud al momento de solicitar el pago a quien por necesidad, accede a esa opción.

En ese sentido, explicó que lo que se hace es hablar con la familia del paciente y resolverle la necesidad transfusional, porque se entiende que lo hacen por el apuro, pero posteriormente la sensibilizan sobre el tema e invitan a no volverlo a hacer, porque se trata de generar cultura y por ello no conviene que alguien cobre por donar sangre.

“Al donador nunca se le confronta, se le respeta, pero tenemos candados para no aceptarle la donación o que esa donación de sangre sea retirada del stock para transfusión. Hablamos con la familia que lo trajo porque el que tiene problema de salud es su familiar. Cuando le explicamos se genera cultura”, expuso.

Aunque aseguró que el CETS tiene la atribución para remitir estos casos al Ministerio Público por tratarse de un delito, no lo hacen porque, en primer lugar, no se concreta la transfusión y porque el programa es humanitario y no se quiere la confrontación social.

“Invertimos mucho tiempo en decirle por qué no puede donar en ese momento, porque a lo mejor es una condición de salud por un periodo de tiempo determinado, y cuándo concluya esa situación podría regresar a donar”, añadió.

Hace algunos años Verónica Méndez, quien habita en Candelaria, trasladó a su mamá al Hospital de Especialidades debido a que sufrió fractura en una pierna debido a una caída y al desgaste de sus huesos ante su avanzada edad. Para la intervención, le solicitaron dos donadores de sangre; en la travesía de su búsqueda, un hombre se le acercó para ofrecer el tejido a cambio de 700 pesos.

Por su parte, Jesús Alberto Chan Puch tiene 28 años y el pasado martes acudió al Centro Estatal de Transfusión Sanguínea por cuarta ocasión, la tercera fue hace siete meses, esto para ayudar a un amigo, cuyo familiar se encuentra en dicho nosocomio.

“Con esta ya son cuatro veces que dono sangre para amigos y familiares; como estamos en Tenabo así nos ayudamos. Ahorita es para un amigo que tiene a su hermana que necesita sangre. Él me llamó que necesita donadores de sangre, por eso venimos a echarle la mano, me pidieron sólo que esté bien de salud, que mi presión esté normal, que esté bien de mi sangre, que duerma bien y que desayune temprano”, expuso.

Lorenzo Chan Puch, de 34 años, también acudió para realizar este acto desinteresado y aseguró que también ha proporcionado su sangre de forma altruista en cuatro ocasiones.

Los hermanos provenientes del municipio de Tenabo reconocieron haber escuchado sobre la existencia de personas que ofrecen su sangre a cambio de dinero, sin embargo, aseguraron que ese no es su caso, ya que ellos están acostumbrados a donarla porque algún día pueden necesitarla y saben qué habrá quien también les haga ese favor.

“La sangre no se vende, simplemente nosotros lo hacemos para apoyar porque otro día podemos necesitarla nosotros y nos pueden ayudar” expresó Jesús, mientras que Lorenzo remató con la frase: “hay que hacerlo también para salvar vidas, no sabemos cuándo vamos a estar en esa misma situación”.

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JG