Durante el primer trimestre del año, en Campeche, los delitos contra la mujer y la familia han incrementado al menos en 11 por ciento, reveló el Índice de Incidencia Delictiva del Fuero Común que elabora el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), al respecto Imelda M.S. reconoció que por más de 20 años fue víctima de maltrato psicológico y físico por parte de su expareja.
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“Por mucho tiempo aguanté los malos tratos de mi pareja, tuve que ir a terapia psicológica por lo mismo, todos los días eran discusiones por cualquier cosa; un día me pego y pateó en el piso porque revisó mi teléfono y platicaba con un amigo de la carrera, fue horrible porque hasta me tiró una lata de cerveza encima y me escupió”, contó.
Del uno de enero al 31 de marzo del año en curso, en Campeche fueron iniciadas 606 carpetas de investigación referente a delitos contra la familia, de estas 523 denuncias corresponden únicamente por casos de violencia familiar, lo que representa un porcentaje de 86.3%.
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Las 606 carpetas representan un aumento del 11.4 por ciento respecto a las contabilizadas en el mismo lapso de tiempo, pero del 2022, cuando fueron contabilizadas 544 pesquisas.
De esas 544 del año pasado, 458 fueron por casos de violencia familiar, lo que representa un 84.19%, porcentaje que fue superado en este primer trimestre del 2023 por un 2.11%.
Divididos por meses, en enero fueron presentadas 188 denuncias por delitos contra la familia; la cifra ascendió a 189 pesquisas en febrero; y el pico más alto del año hasta el momento es marzo que alcanzó las 229 carpetas de investigación al respecto.
El Secretariado Ejecutivo precisó que, de todo el Estado, el municipio de Campeche ocupa el primer lugar al tener el registro de 300 denuncias por violencia familiar; continúa Carmen, con 58 carpetas de investigación iniciadas; Escárcega, con 42; Candelaria, con 29; Calakmul, con 28; Champotón, con 23; Hopelchén y Calkiní, con 12 cada uno; Hecelchakán, con siete; Palizada, con cinco; y, finalmente, Tenabo, con cuatro.
Imelda reconoció que por miedo a perder a sus hijos optó por “aguantar” los maltratos que recibía por parte de su expareja, por lo que al ver que sus descendientes notaban las agresiones que sufría, comenzaron a retraerse, así como comenzaron a aislarse del resto de amigos y familiares, por lo que tuvo que acudir a denunciar y exigir una orden de restricción contra su agresor.
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LV