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Escrito por Amado Caamal
Varios panaderos ya cerraron sus puertas y otros están a punto de cerrar afectados por la competencia desleal y el incremento de los insumos, lo que ha llevado a las panaderías locales tradicionales a la quiebra, dijo Benito Tuz Chi, de la panadería “La Espiga de Tacubaya”, en la calle 20 entre 25 y 23, quien dijo que ha resistido el embate de esta situación, pero los comerciantes Dzitbalché les van ganando.
Explicó que panificadoras del vecino municipio ahora surten diariamente tiendas de la comunidad y fomenta la venta de pan en lugares que son poco salubres, por lo que dijo que es necesario que la Comisión para Riesgos Sanitario (Copriscam) vigile a quienes llegan en camionetas para vender pan, pues además “perjudican a los tahoneros locales que trabajamos todos los días desde hace muchos años para posicionarnos entre la ciudadanía”, dijo.
También comentó que a la ciudad llegan personas desconocidas para vender, pero también para trabajar en otros oficios, hecho del cual se percató hace unos días cuando solicito los servicios de un mototaxi y el conductor desconocía la dirección solicitada.
Confirmó que actualmente varios conocidos panaderos locales cerraron sus locales ante el incremento de precio de los insumos, pues un saco de harina de 44 kilos cuesta hasta mil 200, mientras que el costal convencional vale 760 pesos la bolsa.
El azúcar se cotiza en mil 200 pesos el saco de 50 kilos, el costo de la manteca oscila entre 900 pesos por cada, aunque hay lugares donde le rebajan 100 pesos.
Tuz Chi informó que cuenta con cuatro panaderos asalariados y que todos los días utiliza dos sacos de harina diario para elaborar el pan y obtener algo de ganancias finalmente.
Agregó que las piezas de pan dulce deben hacerse con la calidad que los ha caracterizado, pues “no se puede reducir la calidad ya que pierde su sabor, y por ello la vendemos entre siete y ocho pesos cada pieza, algunas valen 14 pesos, pero es por el tamaño o los ingredientes que llevan”, indicó.
También señaló que actualmente hornear pan resulta una ardua labor ante las altas temperaturas, además de que el calor hace que bajen las ventas bajen; sin embargo, diariamente hornean para tratar de mantenerse en el negocio, ya que tampoco cuentan con apoyos de alguna dependencia de gobierno.
“En campañas todos los partidos se comprometen y hablan bonito, pero cuando llegan al poder nos dan la espalda, y ahora los panaderos tradicionales atravesamos por una fuerte crisis ante el incremento de precios y rienda suelta para la competencia desleal”, señaló.
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LV