Locatarios del mercado “Pedro Sainz de Baranda” en la capital del Estado confirmaron que sus ventas se han desplomado tras el aumento de precios en productos como el tomate, calabaza y papaya, derivado de la inflación de octubre. Debido a esta situación, no vislumbran buenas ventas en los ingredientes para la elaboración del tradicional “Pibipollo” que es la ofrenda principal en los altares de las familias campechanas para el próximo Día de Muertos.
El Mercado principal, un lugar ampliamente recurrido para la compra de productos tradicionales en esta temporada, enfrenta un panorama desalentador, y es que a medida que se aproxima el Día de Muertos, los comerciantes comienzan a notar el impacto de la inflación y la disminución de las ventas en sus negocios.
Durante los últimos días han incrementado repentinamente los costos de algunos insumos y productos, lo que ha llevado a los comerciantes a ajustar sus precios para mantenerse. “Los costos de los ingredientes para mis platillos típicos han subido considerablemente, antes podía ofrecer una merienda o ‘pib’ chico en menos de 50 pesos, pero todo está aumentando”, comentó Raquel López, una de las venteras de tamales en la principal central de abastos.
“La gente viene a comprar, pero no como antes, muchos están más preocupados por cómo estirar su dinero, lo que afecta nuestras ventas”, lamentó Carlos Dorantes, un comerciante de frutas y verduras en el mismo mercado. Ambos vendedores no tienen muchas expectativas para este cierre de año.
De la misma forma, son los propios campechanos quienes en medida de sus posibilidades económicas han empezado a reducir sus gastos, priorizando lo esencial en el altar de muertos, sobre algo que consideraron “lujoso” o que les desajustará sus gastos. La llegada del Día de Muertos, se convierte en una oportunidad para los vendedores de obtener ganancias, sin embargo, los precios elevados mantienen a los locatarios con la incertidumbre.
A medida que se acerca el Día de Muertos, el Mercado Pedro Sainz de Baranda comienza a te- ñirse de colores, no solo por los adornos de los locatarios, sino por las tonalidades de las frutas y productos de temporada, en tanto los vendedores mantienen la esperanza en que la devoción de los ciudadanos les ayude a superar estos tiempos difíciles: “Esperamos que la festividad nos ayude a recuperar algo de lo perdido, pero no estamos seguros de cuánto podremos vender este año”, concluyó con escepticismo Carlos Dorantes
