En un contexto donde la educación es un pilar fundamental para el desarrollo de cualquier sociedad, los maestros enfrentan una serie de carencias y retos tanto en Campeche como en todo México, desafíos que se han intensificado año con año, dificultades que van desde recursos limitados hasta la necesidad de adaptarse a un entorno educativo en constante cambio.
Pedro Pacheco Euán, que forma parte del gremio magisterial con más de 40 años de experiencia, ha dedicado toda su vida a la rama educativa, desde la docencia en los salones de clase hasta la Dirección de las escuelas y, ahora, como supervisor de zona escolar.
“La docencia es una maravillosa labor, pero ha sido mal recompensada por lo mucho que se ha realizado; los cambios en los modelos educativos, la falta de apoyo a los maestros, todo eso ha hecho que los trabajos que realizamos poco a poco vayan demeritándose”, refirió.
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De acuerdo con información brindada por la Secretaría de Educación (Seduc) de Campeche, en toda la geografía estatal están dados de alta 17 mil 805 docentes de los niveles de Educación Básica, Media Superior y Superior para atender a más de 200 mil estudiantes de toda la Entidad campechana.
Este 15 de mayo, los más de 17 mil maestros conmemorarán su ‘Día’ con uno de los desafíos más evidentes para los docentes en Campeche y en México, como es la falta de recursos adecuados.
Esta situación se agrava en zonas rurales, donde el acceso a recursos educativos es aún más limitado, además de que las aulas suelen estar mal equipadas, con escasez de material didáctico y tecnológico, lo que no sólo complica la labor de enseñanza de los maestros, sino que disminuye el aprendizaje de los estudiantes.
Además, los maestros enfrentan problemas de infraestructura en muchas escuelas, desde instalaciones deterioradas hasta la falta de servicios básicos como agua potable y electricidad; estas condiciones dificultan el proceso de enseñanza y aprendizaje, afectando tanto a maestros como a estudiantes.
De acuerdo con el informe diagnóstico del Derecho a la Educación del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), cuya última actualización fue en el inicio de la administración de Andrés Manuel López Obrador, identificó que la educación en México es insuficiente, desigual y su calidad es incierta.
El informe dejó ver que las políticas públicas educativas en México tienen alrededor de 1.4 millones de niños y jóvenes en edad estudiantil, los cuales invierten tiempos excesivos de traslado a sus instituciones, además de que el plan de estudios único para educación básica no se contempla a las personas con discapacidad y hablantes de lenguas indígenas.
También, señala que en las comunidades rurales seis de cada 10 jóvenes de 15 a 17 años, se encuentran viviendo aislados y sin escuelas cercanas, lo que quiere decir que los hogares con mayor nivel económico presentan el mejor desempeño en actividad escolar.
Pacheco Euan recordó que desde que inició su labor educativa, tuvo que afrontar diversas situaciones que dificultaron poder enseñar a los jóvenes, ya que hay ocasiones en que aquellas personas que buscan desempeñarse como maestros son enviados a las zonas rurales con distancias kilométricas de la urbe.
Reconoció que como docentes, la mayor parte de los gastos tienen que cubrirlos por propia cuenta, además de que han absorbido gastos básicos como el traslado, material didáctico, capacitaciones, entre otros más, que en su caso debió brindarles la Secretaría de Educación local o federal.
Marca la vida
Aún y con todos estos elementos en contra, Pacheco Euan afirmó que si fuera posible regresar en el tiempo, volvería a dedicarse a la docencia y labores educativas, con la única finalidad de dar mejores oportunidades de crecimiento y de vida a los estudiantes campechanos.
Aseguró que la labor que ha desempeñado no sólo deja una marca en su vida como persona, sino que marca la pauta para que los jóvenes puedan estudiar carreras como doctores, enfermeros, arquitectos, abogados, reporteros, e incluso formar maestros con verdadero sentido de vocación.
“Esta es una labor muy bonita, una donde más allá de cualquier gratificación económica, es ver a esos niños o jóvenes que ya crecieron, que nosotros vemos crecer ya con sus familias y que te reconozcan en la calle y les digan a sus hijos ‘ese señor fue mi maestro’; eso vale la pena todo el esfuerzo”, concluyó.
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JY