Ante la negativa de la dependencia de Segalmex de comprar el maíz a los campesinos de Dzitbalché, la bodega donde se encuentra la secadora ha sido cerrada. Según los productores, la bodega prioriza la compra del grano a intermediarios, conocidos como “coyotes”, con el propósito de triangular las ganancias. Ante esta situación, los campesinos han decidido buscar otras opciones para vender el grano que ellos producen.
Debido a esta problemática, muchos campesinos ahora venden sus cosechas en otras bodegas, donde les pagan entre cinco y 5.50 pesos por kilo, sin revisar la humedad ni la impureza.
Sin embargo, debido a la falta de uso, el comité encargado de la bodega y sus equipos ha decidido cerrar el lugar, ya que los campesinos dejaron de acudir para hacer uso de las máquinas, las cuales requieren el pago de una cuota de recuperación para su mantenimiento, pero al no utilizarse, corren el riesgo de dañarse, explicó el campesino Roberto Chuc Cauich.
Señaló que “se trata de una inversión importante que se queda en el abandono, por lo que urge que las autoridades estatales y federales regulen la operación de las bodegas de Segalmex, pues actualmente rechazan todo el producto local”.
Cabe destacar que esta bodega fue recuperada por el ejido luego de haber estado abandonada durante varios años. Se decidió rehabilitarla para este proyecto, con una inversión superior a los 500 mil pesos solo en la remodelación del edificio.
A través del IMPI, se logró instalar la secadora y la cribadora con el objetivo de facilitar la comercialización del maíz y evitar su rechazo por problemas de humedad o impureza.
A pesar de contar con estas herramientas, los campesinos siguen enfrentando trabas para vender su cosecha. Por ello, han optado por buscar otros mercados para recuperar sus ganancias e inversiones. Actualmente, el kilo de maíz se comercializa entre cinco y 5.50 pesos.
JGH