Para reducir la violencia escolar se requieren tres piezas fundamentales para el desarrollo de los estudiantes , los cuales son las instituciones educativas, la familia y el círculo social, entes que deben colaborar para erradicar diversos hechos que pueden generar desde afectación emocional, hasta la ideación suicida. Víctor José Rivera Cabodevila, coordinador de Salud Mental del Distrito en Salud para el Bienestar 03 de Carmen, indicó que el módulo donde brinda servicios de consultoría abarca la individual, familiar o de pareja, donde se aclara que la salud mental no distingue grupo poblacional, sexo, credo, ni posición política; dijo que han llegado pacientes de nivel primaria, secundaria, preparatoria y hasta licenciatura que a lo largo de su vida escolar han estado expuestos al abuso y acoso escolar por parte de sus compañeros e incluso, de las mismas autoridades del plantel.
En el ámbito escolar el acoso o bullying siempre ha existido, lo que pasa es que han cambiado las posturas en el manejo del problema, pues antes los padres te decían: “¡aparte de lo que te hagan, atente a lo que yo te voy a hacer por dejarte!”, entonces, los adultos de ahora resolvíamos las cosas de acuerdo a la edad, que después terminaban en vínculos amistosos, pero hoy en día los tiempos han cambiado y si un niño responde o se defiende es sancionado. “Es curioso, porque los docentes son testigos de que hay un alumno que molesta verbal, psicológica, emocional o físicamente a algún compañero e ignoran las quejas del afectado, pero cuando éste decide hacer justicia por mano propia arman todo un escándalo y lo envían a servicios psicológicos, convirtiendo a la víctima en victimario”, dijo.
Lamentó que desde que las escuelas implementaron entre su política que como maestros no pueden crear vínculos humanos con sus estudiantes, es decir, “enseñan y si quieren aprender bien o si no también”, la conducta no es su problema y tienen que ser los padres quienes busquen ayuda, por eso es que debido al abuso constante hay niños que han intentado hasta quitarse la vida porque ya no soportan el acoso. El objetivo del módulo que atiende es la prevención, diagnóstico, tratamiento y comportamiento suicida en todos los grupos de edad, ahí reconoce que le ha tocado ser testigo de cómo los colegios muchas de las veces son omisos de las quejas de los estudiantes, incluso las de los padres, y han hecho burocráticos los protocolos de atención a estas situaciones.
Para Rivera Cabodevila atender casos de violencia escolar se ha convertido en una situación difícil, al grado de que los padres optan por cambiar a su hijo del colegio debido a que los profesores muestran desinterés, pero si esta situación es una constante deberán tomar otras determinaciones como enseñarle a los chicos que aprendan herramientas sociales para salir adelante como la autoestima, asertividad, resolución de problemas, que está en sus manos lograr, y de no contar con la capacidad pueden buscan apoyo.
Dentro de las consecuencias de este problema en la sociedad que ha normalizado la violencia, el psicólogo señaló que como consecuencia del llamado bullying, los afectados desarrollan problemas como el cutting, que son autolesiones en muñecas, muslos, se muerdan las uñas, se rascan la piel, se jalan el cabello, por la angustia de sentirse agredidos, pero esto podría ser lo más leve que le suceda a una víctima de acoso escolar.
Dentro de los efectos moderados de la violencia en las escuelas está el curso de cuadros de depresión, incluso en algunos casos se convierte en un evento postraumático, pues hay quienes no están acostumbrados al maltrato porque sus padres son mediadores y cuando se ven expuestos a ello les genera ansiedad que detona a dejar de ir a la escuela. Lo más grave es que ante la falta de visión más objetiva y apoyo, pueden atentar contra su vida.
“Muchos de los casos que atendemos están enmascarados, llegan a la consulta con probables trastornos de conducta, en entrevista surge que es un menor que por tener un trastorno por déficit de atención u otro se vuelve víctima de bullying, son referidos por ello, muchas veces actúan así por ser violentados, las escuelas saben que tienen un niño problemático y solo esperan el pretexto para decirle al papá, mamá, necesito que lo lleve a atención psicológica porque le vamos a dar de baja”, sostuvo.
Por último, agregó que la solución a esto no depende únicamente de los padres como responsables de sus hijos, sino de toda la comunidad involucrada con el desarrollo del menor o la persona, es decir, está en medio dentro de un triángulo que es la familia, la escuela y el grupo social donde se desenvuelve el menor, es un todo, porque no se trata de buscar un responsable, sino de poner manos a la obra con algunos que sí funcionan, la cuestión está en qué tanto se aplica y cumple.
JY