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Cultura

Among The Deads (Entre las muertas)

Conrado Roche Reyes

Técnicamente no estamos muertos. Somos no muertos. Pero la semántica tiende a expresarlo cuando le estás haciendo el amor a un cadáver de tres semanas, que gime, que está a punto de tener un orgasmo antes mero antes de que sus principales cavidades corporales revienten.

Al principio, no puedo decir si es la cavidad abdominal o la pélvica, porque, la verdad, cuando eres un cadáver animado, todo huele fétidamente, pero luego veo algo que parece un riñón parcialmente disuelto, y el fluido que chorrea tiene la consistencia de sopa de fideos con trocitos de pollo, así que supongo que es la cavidad abdominal. Desearía haberme puesto un condón. Aunque supongo que podría haber sido peor. Podría haber estado comiéndoselo todo. Tampoco es que sea esta la primera vez que me pasa algo así. Después de todo, cuando eres un conquistador zombi, tienes que estar preparado para el olor del sulfuro de hidrógeno, el resto de los jugos intestinales y alguna que otra piel despellejándose. Pero debería aprender a no aceptar clientes que hayan superado su fecha de caducidad en más de un par de semanas.

Si nunca le has metido la lengua a un zombi cuyo cerebro licuado empieza de pronto a borbotearle por la boca, seguramente no me entenderás.

Cavidad Reventada se levanta de la cama, se disculpa, intenta volver a meterse los órganos internos en sus jeans. Por eso uso sábanas de plástico, son más fáciles de limpiar.

Mi cita de las dos tiene menos de una semana. Carne Fresca. Aun así, tampoco huele a perfume. Más bien como estiércol en verano. Ya le están empezando a salir ampollas en el estómago, y su piel tiene una textura de una piel de plátano grasienta, cuando me deslizo en su interior, me parece estar penetrando un nido de lenguas de gato. Sin embargo, para los que hemos tenido la suerte de que nos embalsamaran, nos permite tener cierto orgullo.

Carne Fresca no es de esas afortunadas.

Además de su estómago, hinchado y agrietado, y del aroma a huevos podridos que exuda por sus múltiples orificios, las puntas de sus pezones se me han quedado en la boca.

Lo que pasa con los zombis es que, aparte de que nuestros órganos internos se vuelven como si tengamos líquidos que rezuman de células destrozadas, no hay mucha lubricación natural.

Los líquidos de las células deterioradas de un cadáver se pueden quedar en las capas de piel y separarlas. Esto se llama la muda. Suele comenzar por los dedos de las manos y los pies. A veces la piel de toda la mano o el pie sale entera.

Mientras penetro y salgo de Carne Fresca, abro los ojos y miro su rostro, a solo unos centímetros del mío. Tiene los ojos cerrados en éxtasis, la boca se le abre en un silencioso gemido y el fluido verdoso de los pulmones le gotea por la nariz.

Los embalsamadores lo llaman purga espumosa. Estoy a punto del orgasmo, Carne Fresca estornuda y me llena la lengua y el labio inferior de purga espumosa. Se le esta cayendo la piel, tiene el cuerpo cubierto de llagas, cuando sonríe, los pocos dientes que le quedan están cubiertos de una especie de moco negro que le resbala por la barbilla porque no tiene labios.

Antes de que ella se meta en la cama, saco un espray neutralizador y la rocío cubriéndola de pies a cabeza. Prefiero la fragancia del neutralizador porque actúa directamente en el origen del olor. En cuanto me pongo sobre ella, me pregunto si no habré cometido un grave error.

Su aliento me cubre como vómito cálido y reciente. Su piel tiene la textura de pollo crudo, y se mueve de arriba abajo antes de quedarse en las manos. Cuando me pasa los dedos por la espalda, se le sueltan las uñas. De vez en cuando, el pus que le supura de las llagas salta como in geiser orgásmico.

Concentrarte cuando estas fornicando con una muerta de semanas no es fácil. Así que pienso en la carne humana y sigo empujando.

Pero con cada embate va pareciéndome más que estoy acostándome con un puré de papas. Finalmente termino. Ella, Carne Fresca, me sonríe, y una saliva negra le gotea por la boca sin labios. Le digo que se vaya. Uno se pasa la no muerte entera cuidando la reputación.

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