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Cultura

Lo profundo del silencio

Cristóbal León Campos*

La delicada figura que danza por las noches creando a su paso siluetas que se desvanecen con la luz es como el silencio que asola a los meditabundos que pretenden expresar sus sentimientos, todo aquello que una vez dimos por certero, hoy, en la encrucijada de la humanidad, se pone en duda para provocar una nueva silueta que silencie a aquellos que han olvidado la razón de su canto, todo lo que alguna vez creímos se perderá por la borda en la tormenta, únicamente quedará anclado en lo profundo, el deseo de volver a comenzar gritando las mismas consignas hasta que el eco las comparta en los rincones pudorosos de las viejas estructuras sociales y mentales, aquello que tanto pregona el soberbio, se irá junto con las certezas al olvido, los pueblos renacerán con la bandera de la dignidad y la justicia, hoy, que tan urgente es la reflexión de las consciencias y la puesta en marcha de la esperanza, el grito callado vuelve a retumbar en el fondo de las almas que jamás podrán negar su verdadera vocación, la figura delicada habrá de dejar de danzar perdida en las noches y encontrará el escenario perfecto para su gracia; la belleza deslumbrante del porvenir abrirá una nueva época de tiempo y de espacio, en ella la humanidad volverá de su propio exilio.

La justicia pospuesta erguida con su manto dotará de sonrisas a los cansados rostros de quienes sostienen con su esmero la esperanza, fecundará la tierra para que reverdezca la ilusión en los campos donde un día la sombra se apoderó del fruto y lo hizo propiedad, el despojo originario que a los pueblos niega su derecho, será superado con la nuevas formas de convivencia, la armonía puesta al servicio de la vida será la raíz más sólida de los venideros momentos en que la danza dibujará con su paso las estelas de lo renovado. Hoy que tan lejos pareciera la posibilidad de hacer reales las utopías, es cuando más son necesarias, con el frío, con el viento, con el silencio, en la noche andando descalzos las semillas se anidan en los campos; la palabra libertad convertida en objeto alienado de sí mismo retomará su canto subjetivo envuelto con las alas que desplegará, la humanidad tiene la posibilidad de salvarse poniendo a la consciencia como eje de su andar.

Todos los saberes, todos los pesares, cada cosa que hoy se pronuncia para reproducir un arcaico sistema de injusticia habrá de ser expulsado del paraíso usurpado por los egoístas, la reivindicación del Ser comienza cuando dejamos atrás las estructuras que nos atan, suenen las cadenas al caer y hagan de ellas monumentos de la infamia, la memoria no puede cubrirse por siempre de olvido, la marcha de los excluidos va tomando el rumbo definitivo; hoy como ayer, somos tantos los que en el silencio que se escucha como canto de la alborada, vamos generando con nuestros pasos la ruta del mañana, el erudito, el sabio y el terco, comprenderán que la fuerza de lo justo a toda barrera dará fin. Aún hoy, hay quienes se empecinan en negarle su derecho a la verdad, la historia no es destino sino creación, esa misma creación es la que otorga a los seres humanos la posibilidad de renacer cada día, las estructuras que limitan a la humanidad en todo sentido se derrumbarán para dar lugar a una nueva realidad.

Pan, dignidad, justicia y mucho más, son las demandas en esta larga noche a la que fuera condenada la existencia, en las selvas como en las urbes hay un grito que retumba, el cielo se quema con el fulgor de los corazones que laten a favor de la paz, la concordia vendrá cuando hagamos de la equidad y la igualdad palabras reales y no conceptos para la pureza de los cultos. La vanidad y la codicia han lacerado la convivencia durante siglos; los imperios como los gobiernos sirven a su interés, pero niegan la fuerza que los sostiene, las manos desprendidas de sus viejas cargas, harán derrumbarse desde los cimientos, aquellas llamadas instituciones que en realidad son las formas antiguas que nos atan. Creer no es únicamente ver, conlleva mucho de sentir, la esperanza es cierto que fecunda en el intangible cuerpo de las almas, en ese mismo cuerpo, en esa inmaterialidad de los sueños, ahí, tiene lugar lo más bello y más humano, la fe puesta en el porvenir no es un rezo ni una plegaria, es la acción consciente de la humanidad que reclama su derecho a existir en plenitud; hoy, que la muerte es habitual por el hambre y las guerras; hoy, que la lluvia moja el camino y lo convierte en fango es cuando más el esmero esperanzado de las voces disidentes a lo impuesto agitan lo profundo del silencio para dar música a las figuras delicadas de la noche. Estos tiempos exigen dejar atrás la contemplación y poner firmes los pies en el fango, todo aquello que conocimos alguna vez se marchará para renovarse como humanidad.

* Integrante del Colectivo Disyuntivas.

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