Síguenos

Última hora

Tormenta Tropical Sara impactará en la Península de Yucatán este domingo

Cultura

Carta de la red Múuch Xíimbal (Caminando Juntos) a la Suprema Corte de Justicia

Edgar Rodríguez Cimé

La lucha entre los intere$e$ de las empresas capitalistas contra los territorios de los pueblos originarios de México está en plena marcha. Pero si hasta ayer los defensores de la Madre Tierra enfrentaban solos el embate del gran capital, ahora la debilidad de las raíces delgadas de la cultura maya al juntarse se están convirtiendo en un “fuerte atado” (organizativo) necesario para resistir en la defensa de la tierra, porque como dice Múuch Xíimbal (Caminando Juntos): “Nuestro territorio no lo vendemos ni lo rentamos porque nos da la vida”.

Como las grandes empresas petroleras dominan el mercado en el mundo capitalista, siguen imponiendo sus intere$e$ por las ganancias en la quema de combustibles “sucios” que provocan el cambio climático (aumento de dos grados en la temperatura), aunque ahora también nos ofrecen la alternativa de las “energías limpias”, como la producida por el aire, por lo que empresas eólicas están interesadas en invertir en México y necesitan territorios.

Sin embargo, las propias leyes internacionales subrayan la necesidad de realizar “consultas” con los dueños de las tierras donde se emplazarían los proyectos eólicos (“si algún extraño está interesado en comprar o rentar mis tierras productivas para sus proyectos para producir energía, lo primero que debe hacer es ponerse de acuerdo conmigo en todo lo relacionado con esto”).

En varias regiones de nuestro país los proyectos eólicos están en marcha, “pasándose por el arco del triunfo” la necesidad de realizar consultas públicas con los respectivos dueños de los terrenos a utilizar, o fingiendo que los realizan mientras sus bulldozers arrasan con la vida vegetal, animal y, concomitantemente, humana.

Las empresas extranjeras tienen a su favor no solo a gobiernos de los tres niveles, acostumbrados a pasar por encima de los derechos de los pueblos originarios, sino también la enorme debilidad de los de Abajo, producto de enfrentar estas luchas a muerte como “pequeñas comunidades originarias”, mientras las empresas extranjeras atacan junto con la burguesía nacional y las leyes amañadas a su favor.

Por eso, da gusto enterarse que desde ahora mayas rebeldes (herederos de los “cruzo´ob”) de diversas latitudes han dicho también su “Ya Basta” y empiezan –como los dirigentes de la Guerra Social Maya de 1847-1901– a ponerse de acuerdo para resistir juntos, como un atado de fuertes raíces del Yáaxche´, los embates antiecologistas del gran capital.

Muestra de esto es la carta de la red de organizaciones mayas Múuch Xíimbal dirigida a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, exigiendo “no validar las falsas consultas de las empresas entre los pueblos originarios, dueños de los territorios donde se implementarían los proyectos eólicos de energía limpia”.

Porque se están utilizando las falsas consultas como “mecanismos de presión y violencia estructural contra los pueblos y comunidades indígenas mexicanas, generados por los permisos emitidos por el gobierno, ya que un error de juicio tan serio perjudicaría no solo a la comunidad zapoteca de Juchitán de Zaragoza, sino a todos los pueblos y comunidades indígenas de México”, por lo cual exigen a la Suprema Corte de Justicia de la Nación: “No validarlos”.

En Yucatán, los campesinos mayas de San José Tipcéh, ejido de Muna, tienen un problema similar al de Juchitán de Zaragoza, porque la consulta “simulada” por la empresa enfrentó a la población al grado de agredirse, amenazarse de muerte e incluir un intento de linchamiento contra una persona opuesta al proyecto, además de que algunos se han negado a participar en la consulta por temer represalias al atreverse a opinar en forma contraria.

A partir de ahora, los campesinos mayas empiezan a acudir al llamado de los caracoles para enfrentar, colectivamente en la red Múuch Xíimbal, la defensa de su territorio. De Yucatán: Buctzotz, Chapab, Cisteil, Homún, Maní, Tipikal, Peto, Tahdziú, Xoy, Esperanza, Sinanché, Ticul, Yotholín, Valladolid, San Bernardino, Seyé, San José Tipcéh, Tebec, Chablekal, Tzucacab, Dzonot Carretero y Mérida; de Campeche: Calkiní e Iturbide; de Quintana Roo: Felipe Carrillo Puerto, Dziuché, Bacalar, José María Morelos, La Esperanza, La Presumida, Chetumal, Maya Balam y Tihosuco.

Los caracoles mayas están llamando a su gente.

[email protected]

Colectivo cultural Felipa Poot Tzuc

Siguiente noticia

Grotesco