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Cultura

Cómo nos ha ido a creadores no priístas con Jorge Esma Bazán

Edgar Rodríguez Cimé

Si hasta ahora Yucatán es de naturaleza maya (más de 40 por ciento de población), la historia yucateca nos habla de 500 años de una literatura criolla-mestiza de enfoques racistas con mucha “paja”, donde brillan dos escritores que en su obra expusieron la potente cultura maya: Ernesto Abreu Gómez (Canek) y Antonio Mediz Bolio (La tierra del faisán y el venado), cuyo idioma materno se imbricó con el español hablado en estas lajas.

En este escenario, en los años 80 del siglo XX inicia la etapa contemporánea de la literatura hecha en Yucatán con unos talleres literarios donde se forma la primera “camada” colectiva de literatos contemporáneos, posteriormente agrupados, por intereses propios, en el Centro Yucateco de Escritores (CYE), donde militaba la mayor parte de escribidores de esa época. Desde entonces surge el “faraón” de la cultura en Yucatán, Jorge Esma Bazán, con quien se vinculan los escribidores del CEY.

Un día, estando platicando con una conocida integrante del CYE, me descubrió “frotándome las manos” por la inquietud de conocer los resultados de un concurso estatal de literatura donde había propuesto un libro a concurso para publicarlo. Entonces, descubrí la cruel realidad de la literatura en Yucatán cuando esta compañera, en una muestra de confianza entre ella y yo, me “soltó la sopa”.

El “faraón” de la cultura, Jorge Esma Bazán, entonces director del Instituto de Cultura de Yucatán, con enorme influencia hacia su grupo de protegidos del CYE, cuando le comentaron que estaba pendiente la valoración de propuestas literarias para elegir la mejor para ser premiada con su publicación, ordenó (cual Fürher): “¡No se hagan tontos, ustedes se conocen. Dénselo a quien no le haya tocado anteriormente, para ser justos (¿?)”.

¡Quedé horripilado y petrificado! Concluí la conversación con aquella colega, y, como en la película Zombies, caminé un buen rato sin poder pensar, con el supuesto raciocinio hecho “mierda”. ¡Hasta dónde se atrevía este sujeto a manipular y corromper inmisericordemente la imparcialidad en la valoración de propuestas aspirantes a ser publicadas pero, de acuerdo a su “calidad literaria”.

Resultado: aumento de la cantidad de “paja” en la literatura yucateca.

Conozco a Esma Bazán porque trabajé bajo sus órdenes mucho tiempo. Me correspondió ser el primer creador local en denunciar sus sucios manejos en el POR ESTO!, por lo cual fui castigado hace unos años al ser “literalmente bajado del avión” que nos transportaría hasta la ciudad de Los Ángeles, en California, a una delegación de artistas yucatecos que viajaríamos a obsequiar nuestra obra a los compañeros mayas migrantes en ese lugar.

Al leer en la prensa que una delegación de artistas asistiría a dar una muestra de la cultura yucateca contemporánea a los migrantes de esa ciudad, me contacté con la organizadora, a quien propuse realizar una presentación de un libro mío recién publicado, para luego obsequiar entre los asistentes 50 ejemplares para promover la lectura. Me aceptaron entre la delegación de artistas, pero al día siguiente Esma dio la orden de “rechazarme”.

Anteriormente, me agarró coraje porque en una reunión de trabajo ampliada, donde se organizaba la “bienvenida” a Hillary Clinton, esposa del presidente de los Estados “Hundidos”, cuando me preguntó como promotor de cultura urbana entre los jóvenes meridanos, que cuántos chavos me comprometía a llevar (acarreados) para recibir a su majestad, la Clinton, le respondí ipso facto (de volada): ¡¡¡Ninguno señor, porque no son jóvenes adecuados para este acto de bienvenida!!!

No se imaginan la mirada de basilisco (pájaro que mataba con la mirada, según la mitología griega) que me dirigió con su rostro hecho una piedra, ante la muchedumbre reunida en la sala de juntas del Instituto de Cultura de Yucatán.

Esto, además de darse la vida de “faraón” a costa de la cultura maya, hoy día envuelta en la lacerante miseria que obliga a “nuestras abuelitas mayas” a ir a mendigar “una caridad” en las avenidas del norte de esta “ciudad blanca” (¿o ciudad de los blancos?)

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Colectivo cultural Felipa Poot Tzuc

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