Oscar Ortega Arango
La idea de combatir la marginación y la violencia con el arte no es nueva, pero sí urgente y necesaria en una sociedad como la nuestra que, como en días recientes, lanza claras señales de alerta. Las artes son por excelencia un vehículo de expresión que permite la comunicación humana a un nivel difícil de alcanzar por otros registros. El arte trasmite, conmueve, promueve la reflexión y/o el gozo, restituye la memoria y proyecta el quehacer a partir del deseo. Por ello, no podemos dejar de festejar que la Universidad Autónoma de Yucatán convoque a sus grupos artísticos emergentes y consolidados para conformar una Caravana Cultural que llevará, más allá de los muros universitarios, un esfuerzo cultural que pretende detonar trasformaciones en la población. Exposiciones de artes visuales, danza, música, literatura e intercambios de libros son la base del proyecto que en su primera edición se presentó en el parque de la Ermita de San Sebastián el pasado 3 de septiembre. La próxima parada de la Caravana se presentará en la colonia Emiliano Zapata Sur, en instalaciones de la Uabic de la UADY. El reto es grande, ya que llegar a un público abierto no siempre es fácil, aunque seguramente muy gratificante.
En este sentido, no debemos olvidar que incluso las formas de representación artística más sencillas son capaces de provocar la emoción. Simple muestra de ello lo tenemos al recordar el teatro de marionetas de Federico García Lorca y Manuel de Falla. Lorca no veía en el teatro de títeres un género menor, sino que se permitió, retomando un tipo de representación que en apariencia había llegado a sus límites, experimentar y romper las formas establecidas. ¿Cómo lo imaginó? Sencillo: recuperando su memoria. Así, recordó el encanto de los titiriteros de las ferias de pueblo, la magia que se produce al ocultar el manejo de los personajes por una simple tela y ello lo impulsó a un desarrollo artístico en esta dirección. Es imposible dejar de lado estas reflexiones cuando se escucha a los estudiantes universitarios relatar su experiencia al presentar diversas dinámicas artísticas en la primera Caravana Cultural UADY.
Un elemento que me parece muy acertado es la incorporación de los artistas del sector a esta Caravana universitaria, ya que refuerza la valoración de esos talentos y genera cercanía del proyecto con la población. Así, en la Ermita, además de la presentación de la Orquesta de Cuerdas de la Universidad y el trío Despertar, algunos jóvenes del sector realizaron una presentación de break dance.
Raúl Lara Quevedo, coordinador de Cultura de la UADY, indicó en rueda de prensa que la Caravana Cultural tiene como el objetivo de fortalecer el tejido social a través de acciones culturales y artísticas universitarias realizadas en espacios de convivencia y pretende vincular a los estudiantes, profesores, trabajadores administrativos y manuales de esta casa de estudios, para que ellos sean los protagonistas de estos escenarios urbanos, en beneficio de sus colonias, parques y barrios. Tales planteamientos se hermanan con otras experiencias a lo largo del continente. Por ejemplo, en Bogotá, Colombia existen algunas experiencias muy relevantes en la materia, tales como las realizadas por el Instituto Distrital de las Artes (Idartes). Ellos han desarrollado varios proyectos para la reconstrucción del tejido social bajo tal dirección. Ahora mismo trabajan un proyecto con líderes comunitarios de los barrios más conflictivos de la capital colombiana para tejer redes de convivencia en la escena del hip hop y más de 100 líderes culturales se han sumado a este esfuerzo.
En otra iniciativa cultural, el día 5 de septiembre la ESAY y la Fototeca Pedro Guerra de la UADY inauguraron en Izamal la exposición “Las artes y sus espacios en el tiempo”, en el Centro Estatal de Capacitación, Investigación y Difusión Humanística de Yucatán (Cecidhy) de la Secretaría de Investigación, Innovación y Educación Superior del Estado de Yucatán. Esta exposición, que antes estuvo instalada en el edificio de la ESAY, estará ahora dirigida en particular a niños y niñas de la zona, quienes tendrán visitas guiadas y actividades recreativas. Una excelente propuesta impulsada por Enrique Martín, Ana Marrufo y Cinthya Cruz.
Sin duda alguna, es motivo de alegría ver a los universitarios (estudiantes y profesores) trabajando para la comunidad, convencidos del poder transformador de las artes. En el caso de la UADY, es evidente la activa participación de los estudiantes y egresados de las licenciaturas en Artes Visuales y Literatura Latinoamericana, de los integrantes de la Coordinación de Cultura y de la Filey. Reconocemos la decisión de la Rectoría de la UADY por unir esfuerzos institucionales y promover actividades con las que el enorme capital humano y cultural de la UADY se ponga al servicio de la comunidad en la labor quizá más difícil y poco reconocida: el activar una memoria colectiva viva y transformadora. Enhorabuena.