Cultura

Madre y Muerte. Historia de un mismo nombre

Ivi May Dzib

 

IV

LA NOCHE

—Estamos aquí para escuchar una historia.

—Así que si se lo preguntó a la noche se lo preguntó a la noche.

—Si la noche hablara imagina todas las muertes que nos contaría.

—Nos lo cuenta, aunque no la oigas.

—Pendejadas.

—Vamos a imaginar que le preguntaste a la noche, ¿qué te dijo?

MADRE: Que ella podía hacerme saber dónde estaba. Que ella ha visto por siempre todo.

—Al principio eran las tinieblas…

—Siguen siendo tinieblas, no importa la tenue luz, siguen siendo tinieblas.

—¿A quién le toca?

LA NOCHE: Yo soy la noche.

—Estás un poco vieja, dicen que la noche es joven

—También dicen que la noche envejece a los que no le temen. O los atrapa para siempre por caminar temerarios y sin miedo.

—Nunca había oído eso.

—Pues eso dicen.

LA NOCHE: Es mejor que hable, es mejor que sepas que tengo ojos y miro hacia todas partes. ¿Qué parte de mi mirada quieres?

MADRE: Es una niña de 10 años, tiene el rostro marcado por pequeños recuerdos, no tiene aún muchos instantes. Es una niña que aún no sabe qué es un beso de amor o una desilusión que la obligue a doblegar el alma. Es una niña que apenas camina sin tropezarse. Quiero que la mires a ella.

NOCHE: La vi, la veo y parece que la sigo mirando.

MADRE: ¿Dónde se encuentra?

NOCHE: ¿Por qué quieres saberlo?

—Porque es su hija con un carajo, nosotras queremos saber dónde están las nuestras, queremos saber qué pasó con ellas.

—Tienes que controlarte.

—Tiene que decirle.

—Se lo va a decir.

—¿Y por qué no se lo dice de una puta vez?

—Porque quiere decirle algo antes.

LA NOCHE: Quiero decirte algo antes.

MADRE: No puedo esperar, tengo que saber.

LA NOCHE: Podrías ir en su búsqueda, podrías caminar largas horas hasta perderte, pero no lograrás nada. Yo vi que se la llevó la muerte y ante eso, no puedes hacer gran cosa.

MADRE: Tengo que hacer algo.

LA NOCHE: No se puede luchar contra la muerte cuando la tienes frente a ti, o cuando te lleva de la mano.

MADRE: ¿Entonces ella está muerta?

LA NOCHE: Sí. ¿Qué más puedes hacer?

MADRE: Quiero ver por última vez su rostro. Saber en dónde está enterrada.

LA NOCHE: ¿Por qué?

—Porque es una madre, carajo, una madre.

—¿Te quieres ir?

—No le puede hacer eso.

—Si cerramos las puertas para que nadie nos interrumpa, no es justo que tú lo hagas.

—Pero…

—Si no eres capaz de soportarlo entonces debes irte.

—¿Y quién ocupará mi lugar?

—Siempre habrá otras. Todos los días somos muchas más.

—Quiero quedarme. Saber cómo fue.

—¿Aunque sea solo una historia?

—Pero no un engaño.

Continuará.