Pedro de la Hoz
En el año de cumplir seis décadas de existencia, la Casa de las Américas instaló en La Habana el jurado de su Premio Literario, uno de los más antiguos del continente. Dos mexicanos integran la nómina del jurado que evaluará los 550 originales enviados desde 21 países.
Adrián Curiel Rivera fue convocado para juzgar las novelas, tarea que comparte con el argentino Victor Goldgel, la chilena Lina Meruane, la francesa Anne Marie Métailié y el cubano Eduardo del Llano.
Autor de seis novelas, cuatro volúmenes de cuentos y los ensayos Novela española y boom hispanoamericano y Los piratas del Caribe en la novelística hispanoamericana del siglo XIX, Curiel Rivera (Ciudad de México, 1969) radica hace algún tiempo en Mérida, donde se desempeña como investigador en el Centro Peninsular de Humanidades y Ciencias Sociales de la UNAM en la capital yucateca.
Al enterarse que había sido invitado a formar parte del jurado, declaró: “Estuve en Cuba hace muchos años, la mayor parte del tiempo en un campamento internacional en Varadero. Entraba apenas en la adolescencia. Fue una experiencia inolvidable, de la que surgió el relato ‘El lugar donde encallan los barcos’, incluido en mi libro de cuentos Unos niños inundaron la casa, de 1999. He viajado a muchos sitios y residido en distintos lugares desde entonces, pero nunca he vuelto. Sin embargo, Cuba siempre es noticia, y de alguna manera siento que esa distancia temporal en realidad no ha sido tan grande. Para mí este nuevo viaje tiene no sólo un componente profesional sino también uno sentimental muy importante: el de un esperado reencuentro”.
En cuanto al certamen, que marcha parejo con la trayectoria sexagenaria de la institución, precisó: “El Premio Casa de las Américas apuesta por la calidad de los textos y no privilegia la oportunidad comercial. Además, ha sobrevivido a los embates del tiempo y de los avatares políticos y sociales, a situaciones muy adversas. Me da mucho gusto colaborar para que así siga siendo”.
La más reciente novela de Curiel Rivera, Paraíso en casa, publicada por Alfaguara el año pasado, ha dado que hablar, por reciclar un procedimiento socorrido por no pocos narradores –insertar una novela dentro de la novela– que le permite abordar desde la ironía y la parodia el mundillo de los talleres literarios, los enredos de la intelectualidad provinciana y el contrapunto entre el centro y la periferia en la sociedad mexicana.
El investigador y profesor José Manuel Valenzuela es el otro mexicano en Casa de las Américas, invitado en este caso a dirimir el Premio de Estudios sobre Latinos en los Estados Unidos en compañía de Frances Aparicio, de Puerto Rico; y el cubanoamericano Rubén Rumbaut.
Se doctoró en Ciencias Sociales en El Colegio de México e hizo una maestría en Desarrollo Regional en El Colegio de la Frontera Norte. Sus obras constituyen aportes a la comprensión de los procesos socioculturales que definen a la frontera México-Estados Unidos y los movimientos juveniles en América Latina y EE. UU. También ha dedicado estudios a procesos culturales estratégicos, como las nuevas identidades sociales y las prácticas socioculturales vinculadas al narcotráfico. Actualmente se desempeña como secretario general académico de El Colegio de la Frontera Norte, en Tijuana.
En Cuba tuvo en medios académicos una singular repercusión el ensayo de Valenzuela Jefe de jefes: corridos y narcocultura en México, con el que mereció el Premio Casa de las Américas de Musicología en 2001. La fuerte dosis de violencia y muerte que genera la creciente expansión del comercio ilegal de narcóticos y
estupefacientes es uno de los fenómenos más inquietantes en la sociedad contemporánea.
En el espacio particular de la frontera México-Estados Unidos, la situación se recrea en crónicas que conforman una extensa producción de corridos que definen, justifican o condenan la incorporación al mundo del narcotráfico de sectores subalternos, desclasados, desempleados, campesinos sin tierras. Esta expresión poética y musical, de fuerte arraigo en la cultura popular mexicana, es el centro de análisis de la investigación de Valenzuela, un texto transgresor, polémico e interdisciplinario que ofrece una interesante perspectiva para el tratamiento de un género tradicional de sostenida relevancia, síntesis de la memoria colectiva y repertorio de identidades.