Cultura

Ultima noche de septiembre

Manuel Tejada Loría

(Dos años después)

En mi alma llevo la dicha del verano.

Pero todavía no me acostumbro

a mi nueva condición de conductor/esposo

y padre.

Es cierto,

hay algo ya de arruga en mi cansancio

mientras una felicidad ignota

permea las acciones más cotidianas:

cerrar las ventanas de la casa,

entibiar la leche,

sacudir los rincones donde el polvo

acumula olvido.

De nuevo en el automotor,

camino a casa,

adentrándonos en la última noche

de septiembre,

mientras por el retrovisor,

observo a Sandy

acomodar entre sus brazos

a nuestra pequeña hija.

Es un secreto a voces

lo que desborda nuestras miradas

cuando coinciden en las penumbras.

En nuestra alma

llevamos la dicha del instante.