Cultura

Obra de Strauss que es la culminación de la música

Conrado Roche Reyes

Hace bastantes años, en pleno movimiento estudiantil de 1968, época de cambios fundamentales, vientos de libertad, nos encaminamos un grupo de amigos yucatecos a admirar una película de Stanley Kubrik que nos habían recomendado mucho los compañeros. Como es natural entre la paisanada, íbamos en bandada. Compramos nuestros respectivos boletos y penetramos, lo recuerdo muy bien, a un cine situado frente a la Alameda Central de la ciudad de México. Nada más entrar, casi me voy de espaldas al mirar en la pantalla a un enorme orangután aporrear en el suelo un largo hueso. El homínido primitivo había descubierto las armas. Pero aún más que dicha escena, me impresionó mucho más la música de fondo. Se trataba de “Así habló Zaratustra”, un grandioso poema sinfónico de Richard Strauss basado en el poema de otro gran hombre: Federico Nietzche. La monumental e inmortal pieza comienza en las cuerdas bajas antes de la apertura de un paso lírico para la sección entera. Las dos secciones siguientes, ambos producen adornos que son más aromáticos en la naturaleza. “De la Ciencia” destaca una fuga insólita que comienza en los bajos y violonchelos que consiste en las doce notas de la escala cromática. Esta es una de las pocas secciones en la literatura orquestal donde los bajasen Si. “El convaleciente” es como una vuelta al motivo original y culmina con un acorde masivo de la orquesta entera. “La canción de la danza” destaca un solo de violín muy prominente en todas partes de la sección... “El final de ‘la canción del noctámbulo’ juega con altas flautas y violines tocando un acorde siempre en SI mayor (que representa a la humanidad) mientras las cuerdas inferiores tocan un DO (que representa al súper hombre). Es para mí una de las más hermosas y alucinantes piezas compuestas a lo largo de la historia de la música, solo comparable a la “música total” de Richard Wagner. Es considerada por la crítica como una de las composiciones más difíciles de ejecutar para cualquier orquesta. (El mismo autor lo expresó cuando la dirigía). Nada nos encantaría más que escucharla en vivo por parte de nuestra Orquesta Sinfónica de Yucatán. Ojala y viva para escucharla. Fue estrenada en 1896 y es el tema de la inmortal película de que hablo al principio, es decir “2001 Odisea del Espacio”. Richard Strauss aclaró que al componer esta pieza, su intención no fue poner en música la obra de Nietzche, sino más bien sugerir la evolución del ser humano desde el hombre primitivo hasta el superhombre anunciado por el genio filosofo que fue Federico Nietzche. “He tratado de dar cuerpo al conflicto entre la naturaleza humana tal como es y los intentos metafísicos del hombre por dominarla con su inteligencia, hasta llegar finalmente a la conquista de la vida. Y en cuarenta minutos que dura el poema sinfónico, Richard Strauss conquistó una de las obras cumbres de la concesión de la inteligencia humana, esto es, la música. Conrado Roche Reyes Obra de Strauss que es la culminación de la música Hace bastantes años, en pleno movimiento estudiantil de 1968, época de cambios fundamentales, vientos de libertad, nos encaminamos un grupo de amigos yucatecos a admirar una película de Stanley Kubrik que nos habían recomendado mucho los compañeros. Como es natural entre la paisanada, íbamos en bandada. Compramos nuestros respectivos boletos y penetramos, lo recuerdo muy bien, a un cine situado frente a la Alameda Central de la ciudad de México. Nada más entrar, casi me voy de espaldas al mirar en la pantalla a un enorme orangután aporrear en el suelo un largo hueso. El homínido primitivo había descubierto las armas. Pero aún más que dicha escena, me impresionó mucho más la música de fondo. Se trataba de “Así habló Zaratustra”, un grandioso poema sinfónico de Richard Strauss basado en el poema de otro gran hombre: Federico Nietzche. La monumental e inmortal pieza comienza en las cuerdas bajas antes de la apertura de un paso lírico para la sección entera. Las dos secciones siguientes, ambos producen adornos que son más aromáticos en la naturaleza. “De la Ciencia” destaca una fuga insólita que comienza en los bajos y violonchelos que consiste en las doce notas de la escala cromática. Esta es una de las pocas secciones en la literatura orquestal donde los bajasen Si. “El convaleciente” es como una vuelta al motivo original y culmina con un acorde masivo de la orquesta entera. “La canción de la danza” destaca un solo de violín muy prominente en todas partes de la sección... “El final de ‘la canción del noctámbulo’ juega con altas flautas y violines tocando un acorde siempre en SI mayor (que representa a la humanidad) mientras las cuerdas inferiores tocan un DO (que representa al súper hombre). Es para mí una de las más hermosas y alucinantes piezas compuestas a lo largo de la historia de la música, solo comparable a la “música total” de Richard Wagner. Es considerada por la crítica como una de las composiciones más difíciles de ejecutar para cualquier orquesta. (El mismo autor lo expresó cuando la dirigía). Nada nos encantaría más que escucharla en vivo por parte de nuestra Orquesta Sinfónica de Yucatán. Ojala y viva para escucharla. Fue estrenada en 1896 y es el tema de la inmortal película de que hablo al principio, es decir “2001 Odisea del Espacio”. Richard Strauss aclaró que al componer esta pieza, su intención no fue poner en música la obra de Nietzche, sino más bien sugerir la evolución del ser humano desde el hombre primitivo hasta el superhombre anunciado por el genio filosofo que fue Federico Nietzche. “He tratado de dar cuerpo al conflicto entre la naturaleza humana tal como es y los intentos metafísicos del hombre por dominarla con su inteligencia, hasta llegar finalmente a la conquista de la vida. Y en cuarenta minutos que dura el poema sinfónico, Richard Strauss conquistó una de las obras cumbres de la concesión de la inteligencia humana, esto es, la música.

Hace bastantes años, en pleno movimiento estudiantil de 1968, época de cambios fundamentales, vientos de libertad, nos encaminamos un grupo de amigos yucatecos a admirar una película de Stanley Kubrik que nos habían recomendado mucho los compañeros. Como es natural entre la paisanada, íbamos en bandada. Compramos nuestros respectivos boletos y penetramos, lo recuerdo muy bien, a un cine situado frente a la Alameda Central de la ciudad de México. Nada más entrar, casi me voy de espaldas al mirar en la pantalla a un enorme orangután aporrear en el suelo un largo hueso. El homínido primitivo había descubierto las armas. Pero aún más que dicha escena, me impresionó mucho más la música de fondo. Se trataba de “Así habló Zaratustra”, un grandioso poema sinfónico de Richard Strauss basado en el poema de otro gran hombre: Federico Nietzche.

La monumental e inmortal pieza comienza en las cuerdas bajas antes de la apertura de un paso lírico para la sección entera. Las dos secciones siguientes, ambos producen adornos que son más aromáticos en la naturaleza.

“De la Ciencia” destaca una fuga insólita que comienza en los bajos y violonchelos que consiste en las doce notas de la escala cromática. Esta es una de las pocas secciones en la literatura orquestal donde los bajasen Si.

“El convaleciente” es como una vuelta al motivo original y culmina con un acorde masivo de la orquesta entera.

“La canción de la danza” destaca un solo de violín muy prominente en todas partes de la sección...

“El final de ‘la canción del noctámbulo’ juega con altas flautas y violines tocando un acorde siempre en SI mayor (que representa a la humanidad) mientras las cuerdas inferiores tocan un DO (que representa al súper hombre).

Es para mí una de las más hermosas y alucinantes piezas compuestas a lo largo de la historia de la música, solo comparable a la “música total” de Richard Wagner. Es considerada por la crítica como una de las composiciones más difíciles de ejecutar para cualquier orquesta. (El mismo autor lo expresó cuando la dirigía).

Nada nos encantaría más que escucharla en vivo por parte de nuestra Orquesta Sinfónica de Yucatán. Ojala y viva para escucharla. Fue estrenada en 1896 y es el tema de la inmortal película de que hablo al principio, es decir “2001 Odisea del Espacio”.

Richard Strauss aclaró que al componer esta pieza, su intención no fue poner en música la obra de Nietzche, sino más bien sugerir la evolución del ser humano desde el hombre primitivo hasta el superhombre anunciado por el genio filosofo que fue Federico Nietzche. “He tratado de dar cuerpo al conflicto entre la naturaleza humana tal como es y los intentos metafísicos del hombre por dominarla con su inteligencia, hasta llegar finalmente a la conquista de la vida.

Y en cuarenta minutos que dura el poema sinfónico, Richard Strauss conquistó una de las obras cumbres de la concesión de la inteligencia humana, esto es, la música.