Conrado Roche Reyes
Los pueblos indígenas de Norteamérica se refieren a los árboles como “nuestros hermanos y nuestras hermanas de pie”. Los seres humanos compartimos una posición vertical erguida. Nosotros caminamos, ellos permanecen de pie. En las lenguas de origen germánico, buena parte de los términos relacionados con el conocimiento, el aprendizaje, la sabiduría y otros similares proceden de palabras de árboles. Así los términos anglosajones “Witan” (mente, conciencia) y “witiga” (sabiduría) han dado lugar a las palabras inglesas “witz (entendimiento), “witch”(bruja) y “wizard”(hechicero), así como a la alemana “witz”(entendimiento, chiste). Todas estas palabras proceden de una raíz que en escandinavo antiguo significaba “bosque”. La palabra druida (hola druidas) deriva del gaélico (muy ducho, el más) y “Vid” (conocimiento) y era la persona que reunía el máximo saber. Este no podía ser de otro modo, tenía su origen en los árboles, no sólo porque los druidas tenían que superar un entrenamiento de veinte años en el bosque, sino porque en un principio todo el saber procedía de ellos. Esta afirmación no cuestiona la posición de Dios como ser supremo, en tanto que fuente de todo conocimiento, los árboles se convertían en vehículos del mismo.
En el siglo VII, Buda buscó el conocimiento supremo, la verdad última al pie de un árbol, y dio con ella. La sabiduría de los árboles nos enseña que el aprendizaje empieza escuchando. La afirmación de la dimensión espiritual de los árboles tuvo un efecto real e inmediato sobre la gente y el paisaje. En todos los continentes, ciertos árboles fueron venerados como sagrados. Cada civilización representó “El árbol de la vida” a través de diferentes especies de árboles en función de las características de su ámbito de influencia, y dado que cada especie poseía sus propios elementos y asociaciones, pasaron a asociarse con los ideales característicos de cada cultura en cuestión (el yaxché de los mayas). La mayoría de las religiones tienen su origen al pie de un árbol sagrado. No obstante, tras la desaparición de los cultos antiguos, el árbol perdió su estatus privilegiado y pasó a convertirse en fuente de madera y material de combustión
Los árboles, con su sabiduría, nos permiten descubrir el valor sagrado que subyace tras la belleza de ellos. Adentrarnos en el folklore y el simbolismo que confieren a cada género un carácter único y un enorme poder de fascinación para las diferentes culturas del mundo. Luego entonces, aun hoy y pese a los mercaderes, un árbol sigue siendo algo tan sagrado y espiritual como al inicio de los tiempos del árbol en que Eva tomó la manzana….