Cultura

Ramón Huertas Soris

Es la hora de México. Es la hora de la América autóctona, de la América mestiza y de la América adoptiva que es madre y patria de tantas razas del mundo.

Atención México convoca a la dignidad y a las realizaciones del sentido humanista de sus culturas madres. Efectivamente, la Presidencia de la República, en ejercicio de la gigantesca mayoría ciudadana que representa y coordina, ha tomado la sabia decisión de darle curso al potencial de sentido humanista que, enquistado, bloqueado y marginado, sobrevive heroicamente en las esencias educativas y culturales de nuestros pueblos originarios. Por supuesto que se trata de una proyección que hace justicia, siendo correcto que ya en concreto se estén programando y efectuando los foros de consulta y los prediseños legislativos, para determinar las leyes y decretos que sustenten y garanticen la normatividad operativa con la que se instrumentarán las acciones necesarias para cumplir con los derechos humanos de tales colectivos; hasta el presente pasivamente reconocidos (de palabra solamente) como grandes patrimonios de la humanidad. Pero hemos dicho que se trata de una acción de sabiduría, por lo que contempla justicia y generación de valores, que aportaran a nuestro país mucho poder de transformación para la causa histórica y hermosa del nuevo proyecto de nación que denominamos Cuarta Transformación.

Efectivamente, queremos darle lo más grande a nuestros colectivos milenarios, queremos viabilizar las realización de su aporte humanista sui géneris, por eso es inteligente, sabio y conveniente, dotarlos de todo lo existencial necesario para tal realización, ya que el nuevo México naciente será en pleno el gran beneficiario. Que nadie se proyecte solo por lo justo, sin visionar la sabiduría en todo el gran programa nacional de atención a las necesidades de nuestros pueblos originarios; porque, más allá de darles, la nación les pide que den curso a sus realizaciones de aportes humanistas para este momento histórico trascendental que vivimos.

Veamos lo dicho desde una perspectiva metodológica medular: la construcción de la nueva nación es esencialmente un proceso de autoidentificación en todos los niveles, lo que determina el siguiente paradigma central: requerimos ciudadanos actores, empoderados como protagonistas de sus vidas, que proyecten sus realizaciones personales a las realizaciones nacionales. Se trata de ciudadanos con conciencia de su sentido personal (identidad personal); con conciencia de su sentido familiar (identidad familiar); con conciencia de sentido social (identidad social) y con conciencia de sentido local, nacional, mundial y universal (identidad espiritual). Por supuesto que en la cosmogonía de los pueblos autóctonos, en su filosofía humanista y en la organización educativa integral de sus culturas, están las esencias procedimentales para promover, validar y proyectar educativamente la formación de dichas identidades que hacen al ciudadano que nuestra Cuarta Transformación requiere; entonces, dejemos que el humanismo autóctono nos guíe, desde los niveles de la presidencia hasta cada uno de los mexicanos enfocados y proyectados por lograr concretar masivamente a dichos actores necesarios. Los pueblos originarios no deben visionarse como colectivos necesitados en paupérrimo estado de recursos materiales, deben ser atendidos como gigantes conceptuales dormidos a los que hay que dotar de validaciones materiales sí, pero nunca sin dejar claro y difundido que debemos llegar hasta garantizar sus validaciones de sentido humano, porque eso conviene mucho a la nación que queremos construir. En verdad es decisivo que los diferentes niveles de educación estén a la altura de lo expresado, para prevenir que los diseños totales necesarios de nuevos programas educativos indígenas en todo el país, sean sustituidos por remiendos, apariencias y mediatizaciones, que por rezagos del pasado siempre son evasiones de responsabilidades, donde se intenta aparentar que si hay cambio y solo hay en verdad estatismo y desidia; definitivamente algo así sería traición educativa a las actuales metas de la presidencia de la república con nuestros pueblos originarios.