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Cultura

De palabras y sonidos…

Paloma BelloApuntes desde mi casa

Tuve un grupo de amigos en Nuevo Laredo, llamado “Los quién sabe qué”, constituido por escritores, actores y artistas plásticos. Nos reuníamos a comer cada mes en una casa particular y a los postres disfrutábamos diversos entretenimientos que ocuparan la inteligencia, el pensamiento, a nivel de conversación.

Uno de los tantos juegos era mencionar una palabra que pareciera agradable no por su valor semántico, sino por su sentido fonético, y explicábamos la razón gramatical. Por ejemplo, recuerdo cuatro de las mencionadas: Varsovia, corista, Macedonia, soviético. Otro día, se citaban palabras desagradables, también por su sonido y no por su significado. O nombres de personas y lo que sugerían a la imaginación, y así, hasta el cansancio.

Este nostálgico recuerdo viene al caso porque en los últimos años se están escuchando y leyendo, de manera reiterada, dos palabras que con seguridad a mi antiguo grupo les parecerían repelentes: conversatorio y empoderamiento.

De pronto, conversatorio se puso de moda, y dejó a un lado los términos coloquio, foro, tertulia, charla, etc., primordialmente en los actos culturales. Ahora toda reunión cultural es conversatorio.

Repasemos, pues. El diccionario de la Real Academia Española la define, para su uso en México, como: “reunión concertada para tratar un tema”. El diccionario de María Moliner dice: “reunión concertada para abordar un tema concreto”. El Larousse Ilustrado ni siquiera la toma en cuenta. “Los quién sabe qué”, diríamos: suena como velatorio que, finalmente, también es una reunión en torno a un tema, protagonizado por el difunto.

Para efectos culturales, tiene la misma validez que foro: “Reunión de personas para tratar un asunto de interés, ante un público que también puede expresar su opinión”.- Tertulia: “Una tertulia es una reunión de personas que concurren a un lugar con cierta regularidad para conversar o debatir sobre determinados temas”.- Mesa redonda: “Debate entre varios expertos para tratar sobre un asunto, ante un público que generalmente también puede dar su opinión”. Charla: “Conferencia o disertación informal acerca de un tema, ante un público”.

Definiciones más, definiciones menos, probablemente la que más se aproxima al propósito utilizado en los actuales programas que convocan a este tipo de reuniones, sea Coloquio: “Un coloquio se enmarca dentro de una conferencia dada a un auditorio por uno o varios expositores sobre el tema que se quiere tratar. A su vez, el coloquio abre una plática entre el público y los exponentes, quienes discuten sobre un tema específico”.

En cuanto a empoderamiento, es palabra derivada del verbo empoderar, que significa: “Hacer poderoso o fuerte a un individuo o grupo social desfavorecido”‘. El término empoderamiento tiene su origen en la expresión inglesa “Empowerment” que significa “conceder poder”. Adquirió popularidad a raíz de la Conferencia Mundial de las Mujeres efectuada en 1995, en Beijing, China, que tuvo el objetivo de “aumentar la visibilidad de la mujer en la toma de decisiones y su participación en el poder”.

Al respecto, la Organización de las Naciones Unidas expresó, con relación a la participación de las mujeres: “Lo primordial no es tener en las manos el poder; lo esencial es aprender a participar en el proceso que lleva a la ganancia de éste”. Y, “lo importante van a ser las relaciones que se establecieron y las acciones que se llevaron a cabo para conseguirlo”. Esto es, requiere de “mujeres con un sentido de control personal, con un pensamiento crítico y capacidad reflexiva acerca del contexto sociopolítico en el que se encuentran” (…)

Hace sesenta años, cuando cursé el sexto grado de primaria, la materia de Civismo abordaba un capítulo sobre la Emancipación. Más bien de carácter jurídico, la emancipación es un acto de liberación para obtener autonomía, fuera de la patria potestad de los padres o tutores. De esa forma, se obtenían derechos civiles. Un menor no podía recibir una herencia o contraer matrimonio sin antes emanciparse, ya que la mayoría de edad se lograba hasta cumplir los 21 años. Metafóricamente, se decía que una mujer emancipada era la que trabajaba fuera de su casa o participaba en actividades políticas o en causas de bienestar para la colectividad.

Retomando la idea original para la elaboración de este artículo, concluyo que: emancipación, (además de la evocación de un barco llamado igual) me sugiere una oficina con legajos de hojas mecanografiadas por mujeres emancipadas que dan la idea de damas vestidas con traje sastre. Empoderar me sugiere petulancia, fonéticamente. Empoderamiento me refiere, hipotéticamente, a un ejército de señoras gordas con altos tacones y sendas pistolas a las caderas.

No quisiera que mi texto sea interpretado como lo hacían algunas de las personas que asistían como invitadas, eventualmente, a nuestras comidas mensuales, sin llegar a formar parte del grupo. Insistían en querer intervenir en los juegos, entonces se les explicaba ampliamente de lo que se trataba: -En conclusión, una palabra que te guste por su sonido, no por su significado. Y de repente alguien salía con ¡Amor!

–Pero amor no suena bien.

–Pero si es todo en la vida…

–Pero es desabrida.

–Pero si es lo que mueve al mundo…

–Pero es inexpresiva.

–Pero sin ella no estaríamos aquí…

–Pero ¿sabes qué, Morita? ¡¡No entendiste nadaaaa!!

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