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Cultura

La República de las Letras

Humberto Musacchio

Varguitas ante G. Müller

Mario Vargas Llosa es el autor de novelas formidables, como La Casa Verde, Conversación en La Catedral o La fiesta del chivo, que según el gran José Luis Martínez era “lo mejor que ha escrito Vargas Llosa”. Imposible olvidar su tesis de doctorado, ese ensayo monumental que dedicó a su entonces amigo Gabriel García Márquez: Historia de un deicidio, libro que al producirse el rompimiento entre ellos no volvió a publicarse legalmente, aunque en Lima se puede obtener una muy bien hecha edición pirata. Dramaturgo, periodista e incluso actor, el lugar de Vargas Llosa en las letras universales está fuera de discusión. Lo que desde luego sí es discutible es su visión de la política, prejuiciada y aristocrática (él mismo es marqués), su rabiosa militancia contra todo lo que huela a izquierda, su facilidad para emitir juicios a priori, como lo muestra su pronóstico de que México se encamina hacia la “dictadura perfecta”. Una vez conocido el juicio facilón, la escritora Beatriz Gutiérrez Müller tildó lo dicho por Varguitas como producto del “fanatismo” y el “dogmatismo”. Pues sí.

Murió Carlos Jurado

En la ciudad de México falleció el fotógrafo, grabador y muralista Carlos Jurado del Mar, quien no usaba su hermoso segundo apellido. Miembro del Taller de Gráfica Popular en los años cincuenta, al triunfo de la Revolución Cubana se estableció en La Habana, donde se desempeñó como creador y maestro. Ya en México, ejecutó murales y pintura de caballete, pero su pasión mayor la depositó en Chichay, su bellísima esposa, y en la fotografía, a la que destacó por el empleo de la cámara estenopeica (mera caja de cartón, sin lentes ni mecánica alguna), con la que consiguió espléndidas tomas. Promovió exitosamente la fundación del Instituto de Artes Plásticas de la Universidad. En 2007, la Universidad Veracruzana le otorgó el doctorado Honoris Causa, pero en los últimos meses, cuando enfermó de cáncer, la rectora de esa casa de estudios, Sara Ladrón de Guevara, se negó a prestarle ayuda para su atención. Quizá ignoraba quién era Carlos Jurado y lo que había hecho por la cultura.

Radio Educación:

95 años

En el ahora centro cultural de Los Pinos, la comunidad de Radio Educación celebró los primeros 95 años de esa emisora, indispensable punto de referencia en la radio cultural y hoy, en serios problemas económicos por las miserias presupuestales que ponen en riesgo su programación y disminuyen la necesaria proyección de la que, indudablemente, es la nave insignia de la radiodifusión pública. Acompañaron en el presídium a Gabriel Sosa Plata, director de la emisora, la subsecretaria de Comunicaciones y Desarrollo Tecnológico de la SCT, Salma Jalife; Gabriel Oswaldo Contreras, presidente del Instituto Federal de Telecomunicaciones, Jenaro Villamil, director del Sistema Público de Radiodifusión y otros personajes de la radio estatal. La Secretaría de Cultura no envió representante, pese a que la XEEP se halla en el sector a su cargo.

Los criterios del INBA

El Instituto Nacional de Bellas Artes envió, el miércoles por la tarde, un boletín en el que invitaba al homenaje que se rendiría al día siguiente a don Miguel León-Portilla. La cita era para las 19 horas en la Sala Adamo Boari, con la participación de Ana Carolina Ibarra, Rodrigo Martínez Baracs, Gisela von Wobeser y David Piñera, con Javier Garciadiego como moderador. En suma, intelectuales de lujo para rendir homenaje a una figura fundamental de la cultura mexicana, pero las autoridades del INBA consideraron que aquello no tenía mayor importancia, lo anunciaron a última hora y algo que merecía la Sala Principal o por lo menos la Sala Ponce, lo refundieron en la inhóspita sala Adamo Boari. Por supuesto, a nuestras autoridades culturales la sala principal les pareció demasiado grande para nuestro nahuatlato mayor. Miserias burocráticas.

Trágica escasez de papel

Cuando fray Juan de Zumárraga, en los años treinta del siglo XVI, realizaba gestiones para traer la imprenta a la Nueva España, arguyó ante la Corona la cantidad de “obras que por acá están aparejadas”. Sin embargo, cuando hubo imprenta, el problema mayor fue, en muchas ocasiones, la escasez de papel, pues la metrópoli poseía el monopolio de su producción y la Corona no tenía mucha simpatía por la circulación de las ideas fuera de su control. La falta de ese insumo ocasionó tragedias culturales, como la que relata Juan de Robles en su diario, el 31 de diciembre de 1677, donde informa que “se han dejado de imprimir muchas obras y han estado paradas las imprentas”, pero lo más terrible, cuenta, es que “se han desbaratado muchos libros para vender papel escrito”, el que se empleaba como envoltura.

Libro de Ernesto Cardenal

Este jueves 5, en la librería Rosario Castellanos (Tamaulipas y Benjamín Hill, colonia Condesa), se presenta el libro Canto a México, de Ernesto Cardenal. Los comentarios correrán a cargo de Paco Ignacio Taibo II, Marco Antonio Campos, Enrique Márquez y Dolores Castro, quien fue compañera del poeta nicaragüense en Mascarones, la vieja sede de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.

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