Cultura

Adiós a las armas

Ivi May Dzib

Lo primero que tienes que hacer es cerrar los ojos y pensar

en todos los brazos que han rodeado tu cintura y en las palabras

que tersas dijeron de ti y a ti “no me iré nunca”

como si esa promesa fuera garantía de un mar sin sargazo

y es que de buenas a primeras sabemos que

no hay llanto más conmovedor que el de la reminiscencia

ni gota más profunda que el de las palabras que atónitas

no alcanzan a cubrir el dolor de lo que se siente

y golpea a hiel de sombra sin intención de dañarte

anoche conocí formas de brujas y fantasmas y un susurro

de niño que busca a la madre y a la noche

como si las dos fueran una sola y como si las dos amaran

esta es la materia del gozo y del abrazo y del precipicio

y del hartazgo

un enlistado de verbos que se confunden y pernoctan

de casa en casa de cuerpo en cuerpo y se disparan relámpagos

para ser a fuerza nulos que entre suspiros cansados

se contradicen como los días donde uno era una forma hueca

una careta difícil de leer que no tenía necesidad de parque

ni forma más parca que la del día que no se cumplió

hay promesas marchitas que se evaporan como las nubes

o los sueños de la adolescencia y solo queda

deponer las armas vagar indefenso y salir a la guerra

con la esperanza de que la luz ha de cegarte.

ivimayd@hotmail.com