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Cultura

Pedro de la Hoz

Estos son tiempos en los cuales se nos pretende inculcar la idea de que la honestidad intelectual y los principios éticos parezcan valores de épocas remotas. Entre cambiacasacas, apóstatas, idólatras del consumo, manipuladores de conciencias, adoradores de la fama y gurúes mediáticos, cualquiera diría que la coherencia y la consecuencia en el sentir y actuar no están de moda.

Nadie cuenta, sin embargo, con esos muchísimos otros, más de lo que suelen reflejar los canales de comunicación hegemónicos y sus repetidores, que ante las graves circunstancias por las que atraviesa el mundo luchan por la justicia y reclaman sensatez y altura ética.

Lo que sucede ahora mismo en torno a Venezuela está dando la medida de dos tipos de respuesta por parte de la comunidad artística e intelectual. De un lado, los que festinada u obsecuentemente hacen juego a la pretensión imperial de reflotar la Doctrina Monroe. De otro, los que abogan por restar presión a una caldera a punto de reventar y encauzar mediante el diálogo la solución del diferendo interno.

Vale la pena pensar en lo que escribió hace apenas unas horas el trovador Silvio Rodríguez: “Venezuela es un país que ha venido sufriendo una progresiva asfixia económica, como Cuba, pero carga con la suerte-desgracia de tener una de las reservas petrolíferas más grandes del mundo; por esa razón los que acabaron con Irak, Libia y Siria van ahora a por ella. (…) Es obvio que Venezuela está dividida, pero creo que son los venezolanos quienes deben conversar sus diferencias y resolverlas, sin ningún tipo de presión. Creo que las presiones indignan, y en vez de conducir a la solución de los problemas, avivan las tensiones. No es sólo la paz de Venezuela lo que está en peligro. Qué pena que algunos no se den cuenta del incendio terrible que está en juego”.

Por cierto, esto lo expresó Silvio en carta dirigida a su colega panameño Rubén Blades, a propósito de un lamentable malentendido, que tuvo su origen en la ligereza y superficialidad con que una radio venezolana, replicada por la agencia Prensa Latina, revivió el añejo y superado intercambio polémico entre el autor de Pedro Navaja y el ya desaparecido escritor cubano Guillermo Rodríguez Rivera, reflejado cinco años atrás en el blog de Silvio, Segunda Cita.

De todos modos, al despejar ahora el equívoco, y profesándose respeto recíproco, demostraron tener perspectivas diametralmente opuestas sobre los acontecimientos actuales en la nación sudamericana. Silvio lo hizo evidente al decir: “Es obvio que no pensamos igual sobre lo que está pasando Venezuela. Tú piensas que ese país hermano tiene dos presidentes, yo sólo veo a uno: a Nicolás Maduro. El otro es un presidente autoproclamado y en gran medida sostenido desde afuera, una maniobra de presión para desacreditar al gobierno que más elecciones ha hecho en Nuestra América; también para conseguir que los militares incumplan su compromiso patriótico y cedan al clarísimo chantaje que les han hecho repetidamente varios congresistas norteamericanos y, hace sólo unas horas, el mismísimo presidente de EE. UU.”.

En La Habana, la Unión de Escritores y Artistas de Cuba circuló un pronunciamiento dirigido a “varios artistas, algunos de los cuales nos han visitado y a quienes nuestro público valora y respeta”, que se hallan en Cúcuta, Colombia, en lo que a estas horas pudiera ser el preludio de una colosal agresión a la soberanía venezolana. Suscribía que “nada es más importante que la paz para Colombia, para Venezuela, para América Latina y para el mundo. Una iniciativa de diálogo, como la que promueven México, Uruguay, Bolivia y el Caricom, y que el gobierno venezolano acepta, es la única salida a la crisis”.

No faltarán opinantes que aludan a la cercanía ideológica de los artistas y escritores cubanos con el proceso bolivariano. Qué dirán al saber que ayer mismo 26 académicos, intelectuales y comunicadores japoneses –ninguno de ellos de filiación socialista, solamente movidos por sus convicciones humanistas– se reunieron en el Club de la Prensa de Tokio para hacer pública una proclama contra” todos los bloqueos y sanciones económicas por parte de las potencias occidentales, las cuales causan las dificultades y la división en Venezuela”.

En Estados Unidos, el popular actor Danny Glover criticó el turbio manejo del asunto venezolano por el gobierno de su país: “Tú tomas los miles de millones de dólares que legítimamente le correspondían a los venezolanos, les impones sanciones para que no puedan usar su propio dinero y recursos, y luego vienes a salvarlos”, expresó refiriéndose a la manipulación de la ayuda humanitaria.

Un indignado tuitero español interpeló a dos artistas implicados en el concierto que transcurría anoche en Cúcuta: “A ver si acaban con lo de Venezuela y Miguel Bosé y Carlos Baute hacen un concierto aquí para evitar los desahucios”.

En España cada día se ejecuta un promedio de 163 desalojos según cifras divulgadas por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca de acuerdo a los indicadores registrados el año pasado. Gente en la calle, sin recursos; ¿quién canta por ellos?

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