Ivi May Dzib
Recuerdo que hace 10 años escribía por primera vez un texto felicitando al diario POR ESTO! por su, en ese entonces, 18 aniversario, no pensé habitar por más de una década estas páginas, donde he podido constatar que un cúmulo de voces críticas la habitan, de ahí que hoy me cause regocijo celebrar un año más de existencia de este periódico y agradecer a don Mario R. Menéndez Rodríguez por esa labor incansable que ha hecho que muchos periodistas tengamos voz para hablar de temas y situaciones que consideramos necesarias pero que a muchos incomodan. En muchas ocasiones ser crítico con lo que sucede en nuestro entorno puede causarnos problemas, al grado que preferimos callarnos y aceptar la voz prejuiciosa de quien cree que es posible sostener una verdad que violente los derechos de las personas y haga a un lado el sentido de igualdad, identidad, dignidad, soberanía, justicia y muchos otros perceptos que garanticen una vida digna. El POR ESTO! es uno de los medios que no está de acuerdo con el silencio, porque el silencio nos hace cómplices de ese mundo bárbaro que se construye día a día.
Hace un par de semanas estaba por el mercado después de haber ido a una reunión, y en eso pasa la marcha por el Día Internacional de la Mujer, me detengo esperando que pase el nutrido grupo de mujeres que iban gritando consignas, tocando, bailando, todo muy chido y aguerrido. Un tipo como de 30 años mira la marcha también y en sus ojos como que se le ve cierta “altura moral”, se toca la barbita y le dice al señor que tiene a su lado “bonita forma esa de detener el tráfico”, niega con la cabeza y pone cara de preocupación, el señor de al lado, un viejito de esos que se formaron en la vieja escuela y ven en la actitud de los jóvenes que la Biblia tenía razón cuando hablaba del fin de los tiempos, dice, “todas ellas o son putas o son lesbianas”, a lo que el chavo de 30, todavía tocándose la barbita y negando con la cabeza, con esa misma cara de preocupación responde “quién sabe qué son”, ya desde hace rato que solo podía ver a ese par, entonces le dije al tipo de 30, “son personas” y no aparté la mirada, al viejito como que le valió madres el comentario y siguió viendo la marcha con indignación. El tipo de 30 me miró con cierta vergüenza de que sus preocupaciones no tuvieran un apoyo unánime, pero también me lanzó otra mirada, una que se me hizo conocida, pero no recordaba de dónde. Seguí caminando e intenté recordar por qué se me hacía tan familiar esa mirada, entonces dije, ya, ya sé, era esa mirada de “tengo ganas de madrearte pero no me quiero meter en problemas, aunque con ese sombrerito y esa lengua larga seguro que alguien lo va a hacer y me voy a alegrar”, esa mirada que me lanzaban algunos y algunas compas en el Cedart siempre que opinaba sobre algo que sentían atentaba contra su credo.
Y aquí estoy, reiterando mi compromiso con muchas causas, agradeciendo la oportunidad de hablar de muchos temas y esperando poder seguir felicitando a POR ESTO! por muchos años más. Felicidades a todos, a editores y lectores, porque las voces críticas y los medios no se deberían nunca de apagar.