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Cultura

De sentir la presencia del Señor y escribir la bellísisma 'historia de Cristo”

Conrado Roche Reyes

El gran escritor italiano Giovanni Papini no solamente era un ateo delirante, sino que en cierta etapa de su vida fue un demonólogo muy enterado, quizás el más enterado de su época y propagador del anticlericalismo en su natal Italia. Sin embargo, como él mismo confiesa, físicamente sintió el penetrar en su cuerpo la luz divina de Jesucristo.

Papini nació en la ciudad de Florencia en el año de1881, y hasta 1921, cuando tuvo una revelación interior, fue siempre agresivamente ateo.

Tras algunos años de hondas y profundas reflexiones religiosas y espirituales, sumido en una lectura devoradora de la Biblia, más concretamente del Nuevo Testamento, asombra al mundo con la publicación de un libro que marca su conversión al cristianismo: La historia de Cristo.

Hasta aquellos años del siglo XX, la historia de Cristo había sido contada centenares de veces en todos los idiomas, por autores que pensaban diferente, pero la obra de Papini era y sigue siendo única. Nadie había escrito hasta entonces con tanta pasión, tanta profundidad dialéctica, tanta alegría testimonial.

Si el lector de este siglo XXI desea desprenderse de los escombros que autores improvisados e interesados amontonan sobre Cristo, si quiere leer una obra del crucificado auténtica, cercana, revolucionaria, no existe otra como La historia de Cristo contada por Papini.

Este libro lo convirtió en un escritor de reputación mundial. Inmediatamente fue traducido a los principales idiomas.

De negación en negación quiso Papini llegar al ateísmo integral. Pero Cristo lo esperaba. Esta historia de Cristo es el primer fruto de la nueva etapa del autor.

“De Dios no se puede huir, si le afirmas, le amas, si quieres suprimirle, le reconoces. Se diga lo que se diga, no se hace sino de hablar de Dios. ¿Y de qué otra cosa se podría hablar sino de Dios?”.

Como narrador, Papini está considerado un gran maestro de la prosa. Su obra ha tenido divulgación y resonancia en el mundo entero. Ciento cincuenta traducciones en diversas lenguas.

Afirma Papini: “Tenemos necesidad de ti –se refiere a Cristo–, de ti solo y de nadie más. Solamente tú, que nos amas, puedes sentir hacia todos nosotros, los que padecemos, la compasión que cada uno de nosotros siente de sí mismo. Tú solo puedes medir cuán grande, inconmensurablemente grande, es la necesidad que hay de ti en este mundo, en esta hora del mundo… Todos tienen necesidad de ti, incluso los que no lo saben; y los que no lo saben, mucho más que aquellos que lo saben”.

A partir de su conversión al cristianismo, la religión está en casi todos sus libros, desde Jacob, de 1932, hasta El diablo, de 1953.

Su último libro fue Juicio universal, una obra fuera de lo común. El mérito de esta obra, entre otros, es que Papini, privado de casi todos los sentidos a causa de una penosa enfermedad, fue dictando trabajosamente las palabras, una a una, a su nieta.

Con una increíble tenacidad y resistencia al dolor, poco antes de morir en 1956, escribió: “Yo muero un poco cada día, pero espero que Dios me considere la gracia, a pesar de mis errores, de alcanzar la última jornada con el ánimo entero”.

Así hablaba uno de los más famosos ateos del mundo, convertido en máximo apasionado de las enseñanzas del revolucionario que cambió su vida y espíritu, muerto en la cruz por nosotros, Jesús de Nazaret. Un fervoroso y justo seguidor suyo.

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