Cultura

La vida novelada de Rosario Castellanos*

Rosely E. Quijano León

Hablar de una mujer extraordinaria como Rosario Castellanos, sin duda, solo puede hacerlo otra mujer valiente y talentosa como lo es Rebeca Orozco, y es que atreverse a escribir una novela biográfica que permita al lector apreciar la vida completa de una de las escritoras mexicanas y latinoamericanas más importantes del siglo XX es una tarea encomiable y riesgosa, especialmente por la crítica que en ocasiones suele ser mordaz con este tipo de novelas. Sin embargo, El aire en que se crece es una obra bien lograda en la cual se aprecia lo bien documentada y “empapada” que está la autora de la vida de Castellanos, se nota que se metió en la piel de la mujer, la escritora, la amiga, la madre, la esposa y la embajadora, todos esos rostros y facetas que desplegó Rosario a lo largo de su corta vida.

Tejer lo ficticio con fragmentos de la obra narrativa y poética, así como con sus cartas personales o sus textos periodísticos sin duda alguna es uno de los méritos de esta novela, en la cual se aprecia el gran respeto que la autora le tiene a Rosario Castellanos, pues esto se refleja claramente en la forma en que la configura y la construye como personaje, tan humana y a la vez tan etérea. Rebeca Orozco en las páginas de este libro nos regala la oportunidad de sentirnos muy cerca de la escritora, tan cerca para mirar sus temores de la niñez, el dolor por la incomprensión y rechazo de sus padres por nacer mujer, la tormentosa relación de amor que mantuvo con Ricardo Guerra, las lágrimas y sinsabores que marcaron toda su vida y el dolor de la maternidad fallida. Es decir, nos permite ver a la Rosario Castellanos más allá de la fama, los premios y el reconocimiento del que vivió rodeada una vez que su obra comenzó a tener éxito, su lucha constante en defensa del papel de la mujer en la sociedad y la carga emocional por la muerte prematura de su hermano, culpabilidades por las que se sentirá siempre invisible. En su poema Monólogo en la celda se encuentran los versos que dan título a este libro: El aire en que se crece, en él se evoca específicamente en el que nació y creció Rosario, un viento desértico y nostálgico, el mismo que movió su pluma desde pequeña y le dio el valor para enfrentarse a una sociedad no acostumbrada al liderazgo o talento de una mujer, ni en el mundo literario, ni en ningún otro, por eso sabemos que la escritura fue para ella una forma de expresión de su inconformidad ante los roles establecidos y petrificados, incluso entre los mismos artistas e intelectuales de su época. “Sus textos le hacían compañía, conjuraban sus temores y se convertían en sus aliados. Las letras eran como las células que le darían cuerpo”.

Es verdad que cada célula de Castellanos estaba compuesta de amor y literatura, realmente sus grandes amores fueron su hijo y la escritura, porque la relación que mantuvo con Guerra demuestran que incluso su vida misma estaba destinada a ser novelada: es la historia de una mujer enamorada de un hombre que la abandona, se casa con otra, y años después regresa con la fortuna de que ella sigue, a pesar de todo, enamorada. Hay toda una poética en esa trama y es por ello lo acertado de Rebeca Orozco de convertir la vida de Castellanos en una novela, como en las tantas que ella escribió y que dieron voz a quienes no la tenían.

En el aire en que se crece se mantiene viva la imagen y obra de Rosario Castellanos, la mujer solitaria que pensó que el mundo la olvidaría. Después de leer esta hermosa novela me parece injusto que Rosario no haya tenido un gran amor, que la sombra de la muerte y la soledad la cubrieran a lo largo de toda su vida, que el hombre al cual amó no la respetara convirtiendo su vida en un engaño y una tormenta que aminoró solo cuando muchos años después de vivir un dolor permanente decide divorciarse. Me parece también injusto que muriera tan lejos de su terruño, que la vida o la divinidad no le permitieran despedirse, que su vida fuera tan corta aunque su talento tan grande como para dejarnos una producción literaria inigualable para seguir disfrutándola a través de sus letras. Me parece injusta en fin una vida con tanto sufrimiento como la que tuvo Rosario, pero creo que finalmente fue lo que marcó su pluma y por lo cual sus textos son tan especiales. Por eso celebro que Rebeca Orozco haya decidido novelar una vida de por sí novelesca como la de Rosario Castellanos, porque es a partir de este libro que podemos sentir el aire en que creció y alimentó su espíritu y su alma, la que ha dejado como huella indeleble Rebeca en estas páginas dedicadas con gran admiración de mujer a mujer y de escritora a lectores, permitiéndonos que al abrir esta hermosa portada nos encontremos con ese jardín que nos sugiere, un jardín de letras, de poesía y de la vida misma que nos sorprende a veces con finales tan trágicos como el de Rosario o con oportunidades tan bellas como la de este día de compartir y conocer a Rebeca Orozco, a la que no podemos menos que felicitar por su vocación literaria y desearle una larga vida y la continuidad de su pluma para regalarnos más libros y más historias entrañables como esta.

*Texto leído el 23 de marzo en la Filey.