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Cultura

Ecos de mi tierra

Luis Carlos Coto Mederos

Manuel de Zequeira y Arango(Segunda Parte)

Además de sus estudios básicos en el colegio de San Carlos, Zequeira estudió una carrera de armas, es decir, fue un militar que prestó sus servicios dentro y fuera de la patria cubana.

“Zequeira forma parte –dice Lezama en su Antología de la Poesía Cubana– de una clase militar que viaja, que se instruye y que después, en el retiro bien ganado, comienza a cultivar sus ocios poéticos”.

“La Ronda –según Manuel Díaz Martínez– es el poema donde el disparate, desatándose en un escenario onírico, llega a lo surrealista…”.

Veamos algunos fragmentos:

531La ronda

(Verificada la noche

del 15 de enero de 1808)

Yo, aquel súbdito obediente

que, en grado superlativo,

soy militar a lo vivo

y esqueleto a lo viviente:

Yo, aquel átomo paciente

que de nada se lamenta,

describiré la tormenta

que, con suerte muy contraria,

yendo de ronda ordinaria

sufrí en noche turbulenta.

A las tres de la mañana

con viento septentrional

salí desde el principal

a correr mi tramontana:

Un farol como campana

conducía un granadero,

y con el soplo severo

que el norte consigo atrajo,

andaban como badajo,

el farol y el farolero.

Al verme de esta manera

envié a mi ordenanza

que encendiera sin tardanza

el farol y que volviera:

Con angustia tan severa

hallándome solitario

sin luz, me fue necesario

en esta lúgubre escena,

como alma que estaba en pena,

rezar el santo Rosario.

Quiso Dios que sin tardanza

la ordenanza fue y volvió,

y así se me recibió

con arreglo a la Ordenanza:

No obstante, con desconfianza

el cabo el Santo pedía,

y como mi fantasía

rezaba llena de espanto

por poco en lugar del Santo

le soplo una letanía.

Luego fui hasta la garita

que de San José se nombra,

y teniéndome por sombra

el centinela me grita:

El cabo se precipita

a saber, quién era yo,

y así que me recibió

dejé allí la firma mía,

que no la conocería

la pluma que la parió.

Con un triste desvarío

fui siguiendo mi aventura,

y sin tener calentura

me iba muriendo de frío;

En este momento impío

me acometieron traviesos

dos mastines con excesos;

pero por fin me dejaron

porque sus dientes no hallaron

ninguna carne en mis huesos.

De esta suerte continuaba

pensando yo no sé qué

y por no mentir diré

que pienso que ni aún pensaba:

Tan extenuado me hallaba,

tan triste y tan macilento,

con aquel frío y el viento

fue tal mi debilidad,

que me hallé sin voluntad,

memoria, ni entendimiento.

Estas son de mis desdichas

las noticias y eficacias,

que siempre serán desgracias,

por ser de mis labios dichas:

Basten ya las susodichas

fatigas de mi quimera,

cese mi pluma grosera

en su tan cansado estilo,

dejando pendiente el hilo

al filo de otra tijera.

Tercera Parte

Como poeta, dice Salvador Arias en su “Antología de la poesía cubana de la colonia”: “fue un neoclásico atado a convencionalismos epocales e íntimamente ligado al pensamiento reformista del momento, que lo lleva a reflejar fielmente hechos e ideas. Se destaca un matiz criollista que ya preludia sendas futuras que recorrerá la poesía cubana”.

Con Zequeira nace un movimiento nativista que desembocará más tarde en el criollismo y el siboneísmo.

El doloroso final de su vida estuvo signado por la pérdida de la razón. Su dolencia consistía en creerse miembro de la familia Real de los Borbones y que se convertía en invisible cada vez que se tocaba el sombrero. Quizás esta dolencia pudo vislumbrarse mucho antes, en lo disparatado de su imaginación.

532Jeroglíficos

(Que contenían los cuadros y tarjetas del Túmulo y de varios parajes de la Iglesia de San Agustín, donde se celebraron las exequias del Ecmo. Sr. D. Luis de las Casas)

En el cuadro donde aparece el Señor D. Luis de las Casas en ademán de poner la primera piedra de la Casa de Beneficencia, y a su inmediación un Genio admirando una acción tan generosa:

Si al son de su lira Orfeo

ciudades edificó

y virtuoso Luis labró

para sí mayor trofeo:

No sosegó su deseo

hasta amparar la indigencia;

por eso su gran clemencia

lo eternizó en lugar pulcro,

pues si yace en un sepulcro

vive en la Beneficencia.

Hanc Tibi Comendo

Décima escrita en el cuadro donde aparece el Sr. D. Luis de las Casas en actitud de entregar a una Ninfa que representaba La Habana:

Toma Habana este instrumento

que el mismo Apolo ha templado,

consérvalo con cuidado

porque ha de ser tu ornamento:

Con su noble heroico acento

será ilustre tu memoria,

pues la pluma de la historia

hará que su don divino

resuene con dulce trino

en el templo de la gloria

Praestanti Munere Donat

Con el mote que antecede se pintó otro cuadro representando el celo que el Excmo. Sr. D. Luis de las Casas manifestó por el adelanto de las escuelas públicas, lo que se indicaba con la figura de un niño que recibía una pluma de las manos de dicho Señor:

Como el Sol que en rojo oriente

sale rompiendo las nieblas

disipa Luis las tinieblas

ilustrando al inocente:

Amorosa y refulgente

arde en su pecho la llama

del patriotismo, pues trama

mostrando delicias sumas,

que vuele con sabias plumas

por el Orbe nuestra fama.

Manuel de Zequeira y Arango

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