Cultura

Solistas estudiantes de la ESAY en Prohispen

Conrado Roche Reyes

Dentro del ciclo de solistas y música de cámara con recitales a que convoca la ESAY y preside el cuarteto Sigma, estudiantes de artes musicales, se realizó un concierto más en el auditorio José Díaz Bolio del Centro Cultural Prohispen.

Los jóvenes que conforman este cuarteto nos dieron una muestra, a vuelo de pájaro, de diferentes épocas y países dentro del ámbito de la música de cámara, y ya juntos o de solistas, cada uno de los jóvenes ejecutantes salió avante en sus respectivas actuaciones. Estuvieron más que excelentes. Tocaron música de Mozart, Malher, Romanzas, zarabandas, etc. Un verdadero banquete para el espíritu de los oyentes que a las 17 horas acudimos a dicho centro cultural, una referencia ya obligada en la colonia México

El cuarteto está conformado por los jóvenes músicos Daniel Pastrana, en el cello; Diego Coral, violín; Roberto Medina, en la viola, y Sofía Ramírez al piano.

No detallaremos todo el concierto, pero hay que resaltar la hermosa romanza que el violinista coral nos obsequió, así como el Cuarteto para piano en Mi bemol mayor Wolfang Mozart y la que más nos ha impresionado fue el cuarteto para piano en La mayor de Gustav Mahler.

En esta pieza, los músicos se sublimaron y nos dieron una muestra del buen ejecutar de esta música tan dificultosa. Esta composición la efectuó Mahler a muy temprana edad (16 años). Su precocidad es sorprendente. Al principio, parece alejada del estilo posterior del compositor, pero si lo seguimos con atención hasta el final no es difícil entrever que no es así. De hecho, ese sencillo motivo melódico inicial, romántico y sentimental, apenas tiene desarrollo con nuevos motivos, simplemente crece el juego instrumental y con el mismo “ladrillo” melódico va combinando la atmósfera de la pieza desde el principio plácido y doliente hasta una especie de ruptura final un tanto dramática. Eso es muy malheriano.

El caso es que se trata de una obra puramente romántica en el sentido más estricto de la palabra, una obra que se asume ser de su autoría. Es una obra tierna, llena de tristeza y melancolía. Quizá presagiaba el autor ya, desde entonces, lo que iba a ser su obra futura.

El cuarteto de Mozart, de una gran dificultad técnica para instrumentar -fuéronle encargados dos cuartetos más-. Entonces, se pensó que dada dicha dificultad, se le cancelaron los otros dos de la serie. Sin embargo, lo que estos chicos nos han entregado fue de enorme calidad, ya en lo melódico, ya en lo técnico y el conjunto, aquí sí que se conjuntó muy bien para darnos una magnífica tarde-noche de muy buena música. Felicitamos a Prohispen que, como siempre, está a la vanguardia en la promoción de nuestros artistas e intelectuales. Enhorabuena.