Síguenos

Última hora

Taxistas de Cancún inician marcha pacífica en favor a ex líder del sindicato

Cultura

Homún de Pasos

Por José Iván Borges Castillo*

Impresiones de viajero

Dice el Chilam Balam de Chumayel: “Human. Allí retumbó la palabra sobre ellos, allí sonó su fama.” Por los nombres de los pueblos mencionados, se entiende esta cita que se refiere al pueblo de Homún, cuyo nombre antiguo el Chilam Balam refiere como Humán. Hoy Homún es un valiente pueblo que ha sabido defender su riqueza y su patrimonio frente a empresarios bárbaros e inconscientes que pretenden contaminar sus cenotes y con ello todo el agua de Yucatán.

Conocimos Homún en los postreros días del mes de octubre del 2016, habíamos llegado hasta ese pintoresco municipio invitados para una conversación con el círculo de lectura de colegio de bachilleres, lo recuerdo muy bien. Unas dos casas de piedra en la esquina nos daban la bienvenida cuando entramos a la plaza principal. Buscamos primero la sombra de los corredores del palacio municipal, sede del honorable ayuntamiento de aquel soberano y libre pueblo. Ascendido a título de villa el 8 de marzo de 1884.

Ante el panorama tan bonito que se nos presentaba a la vista en sus casas, plaza principal y singular vida que mantienen las calles, no podíamos, pues, dejar de hacer una reseña histórica en nuestros adentros tratando de recordar momentos y hechos del pasado ocurridos en el lugar.

Los vestigios de casonas solariegas, de su templo parroquial y piedras labradas en cincel maya, nos hablan de la importancia que tuvo y aún mantiene la comunidad de Homún.

Su origen se pierde en la densa bruma del tiempo pasado. Seguramente a las orillas de un cenote, esos que abundan en la región, floreció la vida con la fundación del pueblo por parte de familias campesinas, hasta convertirse en un pueblo con muy alta densidad de población que se encontraba en el cacicazgo de Hocabá a la llegada de la conquista española.

Su mismo nombre “Homún” nos habla de su origen maya. Según el Chilam Balam, como exponemos al inicio, su nombre antiguo es Human, que según Antonio de Mediz Bolio refiere: “De Hom, trompeta, y hum, ruido, sonido fuerte. Ahí donde retumbó la trompeta”. La tradición recogida por Juan Pío Pérez en el siglo XIX señala que “Quizá Homuul cinco colinas; de hó cinco y muul colina.” Lo mismo señalara Santiago Pacheco Cruz. La Enciclopedia Yucatanense coloca por significado del nombre Homún: Hoya cegadora.

También se ha escrito, según dicen los mayores de Homún, que el nombre de su comunidad significa “agua tierna”, esto en alusión a los cenotes, grutas y haltunes de agua natural.

El duro proceso de la conquista militar y espiritual había de darle a Homún duros momentos marcados en su historia. Los indios de este pueblo sufrieron las crueldades españolas en el despiadado proceso del Auto de Fe de Maní, como consta en los testimonios y averiguaciones realizadas a la llegada del Obispo Francisco de Toral. El nombre de Gaspar Tun figura como el cacique en esos procesos.

Convertido en encomienda de veteranos soldados de la tropa hispana, quedó en manos de Juan Vela de Aguirre en 1564, conservándose en el poder de la encomienda por siglos, pasando por diferentes mandos del poder español, como don Santillán Gómez del Castillo en 1563 y un homónimo de 1579 a 1592; en el siglo XVII a Pedro de Mézquita y para el siguiente a Antonio del Castillo y Carrillo en 1735.

En la cuestión religiosa fue primero pueblo de visita por breve tiempo, luego erigido en convento de la Orden Seráfica. No habían terminado de ejecutar su primera misión de bautizar a los naturales cuando ya los franciscanos habían colocado por patrón de este pueblo a San Buenaventura. Este patrocinio data desde la primera evangelización.

Fray Diego López de Cogolludo, en la segunda mitad del siglo XVII, refiere sobre este asunto: “La fundación de la casa de Homún, se le dio por título de convento el año de mil quinientos y sesenta y uno. Su iglesia tiene por titular a San Buenaventura, y por visita la de Santiago del pueblo de Cuzamá”. El convento franciscano de Homún fue secularizado por el Ilmo. Juan de Escalante, Obispo de Yucatán, en el año de 1680. A pesar de la secularización la nueva parroquia diocesana conservó el patrocinio de San Buenaventura.

La antiquísima iglesia de Homún, donde es patrono San Buenaventura, es todo singular en su frontispicio, tres torres pequeñas a imitación de la iglesia de Yaxcabá, hacen su peculiar estampa. Estas fueron construidas durante las mejoras emprendidas por el cura Pedro Antonio Flores, entre los años de 1754 y 1755.

Existió en Homún una muy profunda devoción a la Virgen del Rosario, que para finales del siglo XVIII hasta contaba con una cofradía dedicada en su honor. Al grado que para el cuidado y veneración de la Virgen se erigió su camarín con el frente hacia el presbiterio, y aún existen fotografías testimoniales de la majestuosidad con que la Virgen salía a la procesión y de la filiar devoción, que tristemente se ha acabado. ¡Los curas modernistas sacaron a la Virgen de su camarín y la colocaron en un altar lateral, y se fue apagando la devoción! ¡Se perdió la peana, el manto, la corona, el cetro, la fe! Hago votos públicos para que regrese la imagen de la Virgen del Rosario a su camarín y que se le vuelva a brindar el trato devocional con que la honraban los abuelos de Homún.

Desde entonces el patrocinio de San Buenaventura se fijó en Homún. San Buenaventura quiere y protege a Homún y Homún quiere y venera a su patrono. Tanto es el amor al patrono que se cuenta que durante la Guerra de castas, por ahí del año de 1848, el mismo San Buenaventura bajó del altar para defender a su pueblo de Homún, la prueba fue sus pies manchados de lodo.

De su fiesta patronal se tienen los orígenes desde la época colonial con las novenas y solemne procesión del patrono. Ya en el siglo XIX, se le agregó la feria.

Devoción hecha fiesta en honor al Patrono San Buenaventura. Los mestizos y los Dzules al tronar de voladores se regocijaban, y entre la música bailaban sus sones y fandangos, con sus zapateos y brincos, apareciendo la jarana yucateca. En Homún nació también la suerte de bailar sobre el almud, como refiere en su obra Bailes y danzas tradicionales de Yucatán el ilustre maestro Luis Pérez Sabido. Cuenta la historia que don Francisco Franco Flores alias “don Chooch”, vecino del Homún, amaba la vaquería y las jaranas, pero el día de la vaquería se puso a ingerir bebidas alcohólicas y de noche ya borracho el bastonero no lo dejaba entrar al palacio municipal por su estado inconveniente, aunque él aseguraba que podía bailar y no molestar. Ante la negativa, buscó un almud y se puso a bailar sobre él en la plaza principal donde se escuchaba perfectamente los sonidos de la orquesta, causando tan grande expectación que el bastonero lo invitó a pasar y ejecutar su baile dentro de la vaquería.

Gracias a la maestra Dulce María Dorantes Navarrete, pudimos abonar en la historia de la jarana yucateca, pues nos puso en contacto con Isolina Franco España, la hija de don Francisco Franco, que nos proporcionó información valiosa sobre su padre jaranero. Y que ya hemos publicado en las páginas del Periódico de la Dignidad, Identidad y Soberanía POR ESTO!

Nos atrevemos a proponer que Homún debería exportar este asunto, y que su vaquería tradicional nos proporcione “almud” para bailar una jarana, que se vuelva paulatinamente una tradición entre los yucatecos y aún foráneos decir con orgullo: ¡Yo baile sobre almud en la villa de Homún! Esta frase la pensé desde el 2017, y aún no la puedo decir para presumirme a mí mismo. Espero el próximo año poder ir a la vaquería de Homún.

La población de Homún asciende a más de siete mil habitantes. Fue en el pasado contemporáneo tierra de agricultura y henequén. En la actualidad su actividad se divide en la agricultura, la apicultura, el turismo en sus cenotes y pequeñas fábricas en los pueblos distantes.

Tierra predilecta del viajero que sus cenotes visita, buscando refrescar el cuerpo y a la vez el alma, lugar del agua tierna y de los mules antiguos, cuyas ruinas nos hablan de nuestros abuelos mayas. Lugar de piedra y misterios, de leyenda y tradición, de devoción que vibra en fiesta con la jarana yucateca. Homún hoy es una de las villas más pintorescas de la entidad yucateca.

Debemos señalar algo de suma importancia en la historia de Homún: se registra que ocurrió en un momento de su historia, la auto colocación de un apellido a su nombre en maya, apellido que corresponde a Pasos. Esto lo hemos encontrado en nuestras investigaciones históricas en el Archivo General del Estado, al dar con el acta original de tan feliz decreto. En el año de 1878, la legislatura del estado decretó que los Ayuntamientos y Juntas municipales unieran su nombre al de un célebre héroe nacional o del estado, haciendo que estos sirvieran de lustre o divisa. La Junta municipal de Homún obedeciendo al decreto acordó en sección extraordinaria celebrada en ese mismo año, tomar el apellido de Pasos, en honra de José Dolores Pasos, que destacó en el ejército yucateco en la Guerra de castas. Y dicha acta aún se conserva en el mencionado archivo. El uso del nombre declinó en breve, solamente unas cuantas poblaciones yucatecas conservaron su apellido, como es el caso específico de mi pueblo Tekal de Venegas, o de Dzilam Bravo o González.

Y me atrevo a decir que debe llamarse Homún de Franco, por don Francisco Franco Flores, el jaranero del almud, y no de Pasos que fue un soldado matón.

De algo estamos cierto, falta escribir la historia del pueblo de Homún.

Bebiendo un agua frescas en la agencia “El Cairo”, una mestiza juega apostando sus monedas en los casinos rodantes, la sonrisa vestía su rostro cuando la máquina arrojaba monedas de su premio ganado al azar. Un niño corre y un tricitaxi con un viejo de bastón y sombrero, de pantalón azul y guayabera raída baja con dificultad del mismo, tan sólo para comprar un refresco gaseoso. ¡Y la vida sigue corriendo su curso, entre esas vetustas paredes y esos polvorosos caminos del Homún, que son los caminos del Mayab!

La más grata impresión ha dejado en nosotros Homún. Mi gratitud al periódico POR ESTO!, cuya divisa de Dignidad, Identidad y Soberanía nos permite compartir estas líneas.

* Historiador. Unión de Escritores Comunitarios de Yucatán

Siguiente noticia

La gata literata