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Cultura

Por Fernando Muñoz Castillo

Fábula ministérica

En un escenario muy selvático, aparece doña Fabuladora, la narradora oficial de las fábulas. Va vestida como toda una mujer sapiente, entre sibila de Patmos y Magistrada de la Suprema Corte de Justicia.

Fabuladora.- (Alza grandilocuente los brazos y al abrir las manos caen chorros de diamantina de todos colores. Un enorme abanico de set cinematográfico, los esparce por todos lados).

Qué tal, público morbosos y mañoso, que gusta de reírse de los defectos de los demás, aquí de nuevo, ¡YO!, la gran narradora, la memoriosa, la misteriosa, escurridiza, justiciera, recta, equilibrada, imparcial, correcta. Severa, firme, honrada, neutral, íntegra y ecuánime, pero emotiva, sentimental, temperamental y gran representadora de las fábulas y sus moralejas, o sea de la moral con orejas.

En esta ocasión les narraré, contaré, diré, recitaré historiaré, relataré, expondré, reseñaré y representaré, la fábula de la Cotorra que cantaba ópera según ella, y se sentía María Callas cuando lo hacía, y cuando estaba baja de baterías sólo creía ser Monserrat Caballé…Toda la selva estaba harta de sus chillidos y ruidos grotescos e inaudibles…pero al rey León le gustaba la Cotorra porque cantaba gratis en sus eventos culturales y artísticos. Así pues, todos los animales de la selva se ponían tapones en los oídos y sonreían, y aplaudían cuando veían que el rey León lo hacía.

Y ella se sentía: ¡LA REINA DEL GRITO ORGANIZADO!

Un día yendo de aquí para allí, la Cotorrita de la Veracruz, se encontró, tirado, un pedazo de queso gruyere y muy ufana a engullírselo se dispuso.

Una Zorra de larga y esponjada cola caoba/naranja que por ahí pasaba, al ver el jugoso pedazo de queso, se le hizo agua el hocico y ni tarda ni perezosa exclamó:

–Hermana Cotorrita de la Veracruz, qué hermoso encontrarte, eres lo más bello que han presenciado mis pícaros ojos el día de hoy. Te he estado buscando como una loca por toda la selva tropical, pues figúrate que tengo un contrato para ti, para que cantes nada menos ni más que en la Scala de Milán. He corrido tanto todo el día, que el único paliativo para mi cansancio es oír tu melodiosa voz, canta, canta, canta un aria de Turandot. ¿Sí? ¡PLIS! PORFA CHIQUIS, PORFA…

La vanidosa Cotorrita de la Veracruz cantó y el jugoso queso cayó y en el hocico de doña Zorra paró.

MORALEJA: Nunca cantes cuando estés comiendo, aunque seas Alejandra Guzmán. ¡Y PUNTO!

(Cae telón rápidamente a ritmo del cha cha chá Calculadora, con la orquesta Aragón)

–Calculadora, interesada, mercantilista

Te compadezco

Porque no sabes

Porque no quieres

Porque no puedes disfrutar del amor.

Hay que ser como yo

Bohemio y poeta

Tener sentimientos

Y además corazón…

Dos y dos son cuatro

Cuatro y dos son seis

Seis y dos son ocho

Y ocho diez y seis…

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